Entendiendo la devaluación del yuan

Ismael De la Cruz

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 06 ago, 2019 14:59
cb yaun trade

A esta altura de la película todo el mundo sabe que China «intervino» en el mercado de divisas dejando caer el yuan hasta los niveles más bajos en más de una década (usd/cny sube por encima de 7) además de afirmar que las compañías públicas del país dejarán de comprar productos agrícolas estadounidenses, y todo ello como respuesta a Trump y los nuevos aranceles del 10% a productos chinos por un valor de 300.000 millones de dólares.

Vamos a profundizar en este tema porque es bastante delicado y con amplias consecuencias para los mercados.

Ya les comenté hace unos días en otro artículo que si los aranceles aumentan al 25% y permanecen durante cuatro-seis meses, Morgan Stanley esperaría una recesión dentro de tres trimestres y que la desconfianza parece haberse apoderado de ambas partes: Trump denuncia que China se había comprometido a comprar productos agrícolas de Estados Unidos en grandes cantidades, pero no lo hizo, mientras Pekín asegura que millones de toneladas de soja han partido de USA a China desde el 19 de julio y que firmas chinas han retomado también las compras de algodón y otros productos.

Bien, ¿qué está pasando realmente? para empezar, China ha respondido sin miramientos a Trump devaluando el yuan, no se va a dejar amedrentar y Estados Unidos no va a tener nada fácil alcanzar un acuerdo con el gigante asiático, al menos un acuerdo que contenga todo lo que quieren. Mientras, Trump se ha tomado muy mal el comunicado oficial de China («la caída de la moneda se debió a los efectos de las medidas unilaterales y proteccionistas, así como a las expectativas de aranceles») y abiertamente acusa al país de manipular su moneda. Se comenta en Wall Street que en el peor de los casos (aranceles del 25%), el yuan necesitaría debilitarse a niveles cercanos a 7,80 por dólar para compensar el impacto.

En mi opinión creo que China está lanzando un mensaje a Estados Unidos, no creo que hayan entrado en un ciclo oficial de devaluación, más bien se trataría de un aviso a navegantes mostrando lo que harían si la cosa va a peor.

Pero cuidadito con las tonterías, recordemos lo sucedido en el año 2015 con la devaluación y los efectos que tuvo en los mercados financieros, por no hablar de las fugas de capital que se produjeron. Y tampoco vendría mal recordar que a China esta estrategia de devaluar su moneda con cierta intensidad le podría salir rana, más que nada porque otras monedas asiáticas harían lo mismo, por lo que frente a países como Corea del Sur o Taiwán apenas lograrían ventajas.

Las dudas sobre el crecimiento mundial futuro aumentan y los fondos de inversión reducen su exposición a los mercados de renta variable. El nuevo giro de la guerra comercial vuelve a poner la presión sobre la Reserva Federa y las probabilidades que descuenta el mercado de una segunda bajada de tipos de interés en el mes de septiembre pasan del 60% al 100% (la probabilidad de que la bajada de tipos de septiembre sea de 50 puntos ha pasado del 2% del viernes al 40% hoy).

El índice de volatilidad Vix aumentó por encima de 19 en lo que es su mayor aumento desde marzo del 2018. Deutsche Bank cree que el S&P 500 terminará el año en 3.250 puntos, mientras que Cantor Fitzgerald ve al índice cayendo a 2.500 puntos. Es curioso pero la brecha entre la opinión más optimista y la más pesimista es del 30%, algo nada habitual en Wall Street, no en vano estamos ante la brecha más amplia desde el año 2004.

El siguiente gráfico muestra las veces que el S&P 500 cayó más de un 5% después de alcanzar un máximo histórico. Este tipo de caídas tiende a generar mucho miedo, porque los inversores se habían acostumbrado sólo a que la Bolsa subiera y subiera, pero rara vez dicha caída en los próximos 6 meses se puede decir que se trata de algo serio. Desde 1929, el índice ha experimentado varias veces una caída de más del 5% dos semanas después de alcanzar un máximo histórico, pero aún así, el indicador nunca cayó en un mercado oficialmente bajista en los próximos seis meses. Los grandes movimientos a la baja fueron los lunes más que cualquier otro día de la semana.

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