Cuando estos dos titantes se enfrentan, los que ceden son los precios

Carlos Montero

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 07 may, 2021 16:10 - Actualizado: 10:15
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Hay en el mundo una auténtica escasez de materias primas que, en un contexto de reactivación económica y de históricos estímulos de gasto y crédito, continuará presionando a la baja el valor del dinero. Esa es la manera correcta de entender la inflación: no como un alza de precios, sino como una pérdida de poder de compra de nuestros ahorros e ingresos, de los que cada día se necesita una mayor cantidad para comprar los mismos bienes.

El mal manejo de la crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19 en la mayor parte de mundo, provocó que con los cierres impuestos por los gobiernos se vieran afectadas las cadenas de suministro, producción y distribución de toda clase de mercancías.

Más de un año después del inicio de los confinamientos que poco ayudaron para contener la expansión del SARS-CoV-2, pero mucho destruyeron empleos, industrias y la forma de vida de millones de personas, las consecuencias de aquel rompimiento de las cadenas productivas apenas se comienzan a sentir.

Y es que con un sistema monetario sin ningún sustento real de valor – sino basado en la deuda-, se puede crear todo el dinero que se quiera “de la nada” para regalar a diestra y siniestra como “estímulo”, pero eso no produce riqueza real que satisface gustos, preferencias y necesidades humanas.

Dicho de otro modo, el mundo se enfrenta por un lado al peor choque de destrucción de riqueza en 100 años, y por otro, a la mayor inyección de estímulos de gasto, deuda y crédito de toda la historia.

En este sentido, algo tiene que ceder, y son los precios – en particular de las materias primas (commodities, en inglés)- los que están sirviendo como “válvula de escape”.

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