Rotación y 'momentum trading' a la espera de la normalidad

Juan Carlos Ureta Domingo, presidente ejecutivo Renta 4 Banco

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 17 nov, 2020 19:10
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En un año que no ha parado de dar sorpresas a los inversores, las Bolsas han dado un nuevo giro en la segunda semana de noviembre, no del todo inesperado, pero sí extremadamente espectacular, como casi todo lo que está sucediendo en los mercados estos últimos meses.

El anuncio el pasado lunes, por parte de la norteamericana Pfizer, de los magníficos resultados de su vacuna, no solo hizo dispararse al alza a todas las Bolsas, sino que, además, provocó un desplazamiento fulminante del dinero hacia los valores más castigados por la pandemia, los llamados "pandemic stocks", y una salida masiva de los inversores de los hasta ahora imbatibles valores tecnológicos, los llamados "stay at home stocks", para sorpresa general.

Por dar solo algunos números, en la sesión del lunes, Meliá Hoteles subió el 37%, IAG el 26%, Amadeus el 15%, Aena el 15%, Santander el 19,2% y Merlin Properties el 17%. Mientras que, en el lado contrario, valores como Amazon y Facebook caían más de un 5% en la sesión. Al final de la semana, aunque los valores tecnológicos han recuperado parte del terreno perdido el lunes, la brecha abierta se ha mantenido y, por ejemplo, Santander ha cerrado la semana con una subida del 33,5% y Airbus con una subida del 22,2%, mientras Amazon y Facebook registraban pérdidas semanales del entorno del 5,5%.

Se ha producido, por tanto, una brusca reversión de la "K" bursátil a la que nos hemos venido refiriendo en nuestros comentarios a partir de agosto, lo que en primera instancia nos obliga a preguntarnos si la "K" , es decir, la división de las empresas entre las que van a ser ganadoras en el mundo post Covid y las que van a ser perdedoras, ha sido solo un efecto temporal de la pandemia, un efecto condenado a desaparecer cuando la economía se normalice gracias a las vacunas.

Pero la posible reversión de la "K" no es la única reflexión que nos deja la segunda semana de noviembre. Nos deja también la duda de si definitivamente los inversores han despejado sus miedos y han vuelto a abrazar el riesgo. El lunes el dinero no solo huyó de las tecnológicas, sino que, a la vez, huyó del activo refugio por excelencia, el oro, que sufrió una impresionante caída vertical desde 1.960 hasta 1.850 dólares por onza, para acabar la semana en 1.888 dólares. Esta caída simultánea del oro y de las grandes tecnológicas nos confirma en la idea de que, en cierto modo, las grandes tecnológicas han jugado el papel de "activo refugio" en un mundo post Covid que nadie sabe muy bien cómo va a ser, pero en el que una de las pocas certezas es que la vida será mucho más digital, favoreciendo así a las compañías vinculadas a ese estilo de vida.

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