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SantanderEUROPA PRESS - Archivo
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A Santander no le asustan los avisos cada vez más cristalinos del Banco de España sobre la necesidad de que las entidades rebajen la porción de beneficio que destinan a dividendo para no poner en jaque su capital. La entidad mantiene su política de reparto a sus dueños de entre el 40% y el 50% de sus ganancias, aunque ha decidido agruparlo en dos entregas, en lugar de en cuatro, como venía haciendo los últimos años, con el objetivo de ganar en eficiencia y alinearse con las prácticas dominantes en otros países europeos.

“Estamos en posición de tener un payout [el porcentaje de beneficio que se destina a dividendo] de entre el 40% y el 50%”, se limitó a responder José Antonio Álvarez, consejero delegado de Santander, al respecto durante la presentación de los resultados semestrales de la entidad, a los que ha pasado factura la reestructuración derivada de la integración de Popular.

Otra cosa será cómo se reparta ese dividendo. Santander tenía clara hace unos meses su intención de volver al dividendo íntegro en efectivo. La propia presidenta del banco, Ana Botín, así lo anunció en la junta ordinaria de accionistas de 2018. Sin embargo, un año después decidió dar marcha atrás a esta propuesta.

Ya en la convocatoria de la junta ordinaria de accionistas de este año, que se celebró el pasado mes de marzo, la entidad incluía el cambio de opinión, lo que avivó las sospechas y se interpretó en el mercado como una preocupación por parte del banco sobre sus niveles de capital.

Santander proponía a sus accionistas mantener el dividendo flexible o scrip dividend, es decir, el dividendo que el accionista puede elegir entre cobrar en efectivo o en acciones, y la combinación de esta medida con la posibilidad de recomprar acciones para evitar el efecto dilutivo del dividendo en scrip. El banco tomaba esta decisión “teniendo en cuenta la gran aceptación del programa Santander Dividendo Elección”, especialmente entre los accionistas minoristas, y para “contar con la flexibilidad necesaria” para poder aprovechar las oportunidades de crecimiento rentable en sus mercados, según dijo en el momento.

Álvarez explicó el martes que corresponderá al consejo de administración, en su reunión del próximo mes de septiembre, decidir cómo se efectuará este reparto. Lo único que está claro es que el payout será de entre el 40% y el 50%, mientras que la parte que se pagará previsiblemente en acciones está "abierta”, como se limitó a señalar el directivo.

Todo a pesar de las ya reiteradas advertencias del Banco de España, que teme por que el “elevado” payout de algunos bancos, cercano al 50%, les ponga en riesgo en términos de capital si las cosas se ponen feas.

Los avisos empezaron en el último Informe de Estabilidad, donde el supervisor indicaba que “con una ratio payout en el entorno del 50% del beneficio neto para el conjunto del sector, la generación orgánica de capital no parece ser la suficiente para que las entidades pudieran dar una respuesta rápida a un aumento de la demanda de crédito o hacer frente a la necesidad de absorción de pérdidas en caso de la materialización de alguno de los riesgos señalados, sin una erosión adicional significativa de su ratio de CET1”.

Más tarde, la subgobernadora, Margarita Delgado, decía que “las políticas de retribución al accionista deben adecuarse a la necesidades de generación orgánica de capital de cada entidad", para semanas después mandar un mensaje mucho más directo: "Los bancos deben aumentar su solvencia siendo muy discretos con sus dividendos".

ENTREGAS SEMESTRALES

En todo caso, a partir del próximo reparto, que tendrá lugar en noviembre, sí habrá un detalle de la distribución del dividendo de Santander que cambiará. La entidad repartirá la retribución a sus accionistas dos veces al año, una por semestre, en lugar de con periodicidad trimestral. Hasta ahora, el banco pagaba en agosto, noviembre, febrero y mayo.

Así, los dividendos con cargo a los resultados de 2019 serán los primeros que se entreguen en dos pagos, como se acordó en la junta general de accionistas de 2018. El importe definitivo se anunciará tras la celebración del consejo de administración de septiembre, si bien se prevé superior al de 2018, dado que este año la entidad ha decidido aumentar el payout del 30%-40% al 40%-50%.

Con cargo al beneficio de 2018, Santander pagó a sus accionistas un dividendo de 0,23 euros, de los que 0,195 se distribuyeron en efectivo y el resto con opción a elegir esa modalidad o la entrega en acciones.

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