• Las conversaciones con los acreedores se encuentran en punto muerto
  • El Gobierno reconoce que subestimó el problema de liquidez del país
tsipras, syriza

El 25 de mayo se cumplen cuatro meses de la victoria de Syriza en las elecciones griegas. El país demandaba un cambio político, pero parece que las esperanzas depositadas en las urnas no se han trasladado a la economía.

El balance es más flojo de lo que se prometió: se han aprobado unas pocas leyes de escaso alcance y las conversaciones con los acreedores internacionales se encuentran en un punto muerto. Mientras, el Ejecutivo ha conseguido generar discordancia tanto en el interior como en el exterior.

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Hasta ahora, el Gobierno ha conseguido sacar adelante una ley para combatir la crisis humanitaria que garantiza luz y alimentos a las familias que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, aprobar la devolución a plazos de las deudas con Hacienda y la Seguridad Social, que la policía no esté armada en la primera línea de las manifestaciones, la reapertura de la televisión pública y la readmisión de funcionarios.

El Gobierno ha reconocido que subestimó el problema de liquidez a asegurar que no necesitaba ayuda financiera

La primera ley finalmente tuvo menos alcance de lo previsto: se esperaba que asistiera a 300.000 familias, pero sólo se beneficiarán de ella la mitad. Además, el presupuesto destinado ha bajado de casi 2.000 millones de euros a 200. La aprobación de la devolución a plazos de las deudas con Hacienda y la Seguridad social se llevó a cabo con el desacuerdo de las instituciones acreedoras (antes conocidas como la troika), al igual que la readmisión de funcionarios.

Este tipo de acciones se han interpretado como un reto, enturbiando las conversaciones con los socios de la zona euro para aprobar el programa de reformas que debe llevar al desbloqueo de la ayuda financiera. Tampoco ha contribuido que, desde el principio, el actual Gobierno infravalorara el problema de liquidez de Grecia y afirmara, por medio de su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, que no necesitaba los 7.200 millones de euros del rescate por los que ahora está negociando.

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LOS RIESGOS PARA TSIPRAS Y PARA GRECIA

El tiempo se acaba: el 5 de junio, Grecia tendrá que hacer frente a un pago de 300 millones de euros al Fondo Monetario Internacional. Esa misma semana, deberá pagar también los sueldos públicos las pensiones. El último pago al FMI la semana pasada ya obligó a vaciar una cuenta de emergencia.

Hasta ahora, Tsipras ha logrado “paralizar una mejor situación que presentaba en 2014 y empeorarla en 2015”, opina el economista Juan Fernando Robles, profesor de Finanzas y Banca. Así, señala que ha acabado con el superávit primario del país, se ha agravado la fuga de capitales, ha caído la recaudación fiscal, ha aumentado la prima de riesgo y se ha limitado aún más la financiación del país. “Nadie puede imaginar cómo un gobierno puede destruir un país en tan poco tiempo”, indica.

"Nadie puede imaginar cómo un gobierno puede destruir un país en tan poco tiempo"

Robles cree que la situación actual de la economía también “pone en riesgo la continuidad del propio Gobierno”. “Su popularidad se está drenando a unos niveles tan grandes que, en caso de haber nuevas elecciones, no volverían a ganar”.

La situación ha cambiado respecto a 2012, cuando la salida de Grecia de la zona euro hacía temblar a los economistas, “se basaban en el miedo a un contagio generalizado”, algo que ahora mismo no parece probable. “Hace unos años, Grecia podía jugar a ello” pero ahora “cada vez más piensan que la mejor solución está fuera de del euro”.

No obstante, el país “está virtualmente fuera del euro”: apenas se beneficia de las políticas monetarias del BCE y no ha podido acceder al programa de compra de activos (QE) del organismo que preside Mario Draghi. Únicamente le queda el acceso a la liquidez de emergencia (emergency liquidity assistance o ELA), que es lo que mantiene a flote su sistema bancario. “El único paso que queda es que lo permitan ni eso”, ya que, por el momento, “la pertenencia al euro está en el congelador”.

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DOS ESCENARIOS POSIBLES

Robles no es muy optimista en cuanto a lo que podría ocurrir en Grecia. No obstante, se presentan dos escenarios en el caso de que el Gobierno no logre un acuerdo con los acreedores en lo que queda de mes.

"Su popularidad se está drenando a unos niveles tan grandes que, en caso de haber nuevas elecciones, no volverían a ganar"

El primero es el más pesimista para el actual Gobierno: Grecia no consigue desbloquear el rescate, entra en quiebra y celebra unas nuevas elecciones. Estos comicios darían al país una moratoria hasta ver qué sucede con el nuevo Ejecutivo y el país permanecería en el euro.

El segundo escenario es que el equipo de Tsipras no ceda en las negociaciones y el Gobierno se mantenga. Sin pagar a los acreedores, el país se vería obligado a salir del euro y, pasados los primeros meses, la moneda que adoptaran (quizá un regreso al dracma) sufriría una fuerte devaluación, lo que llevaría a problemas de escasez ante la imposibilidad de acceder a las importaciones.

En las actuales negociaciones “se podrá poner otro parche más”, pero el problema de la deuda griega no tiene visos de llegar pronto a una solución.

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