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Las alarmas sobre el Brexit duro siguen disparadas, y cada vez son más los sectores que alertan de los problemas que pueden surgir si el nuevo primer ministro, Boris Johnson, cumple su promesa de sacar a Reino Unido de la UE haya o no acuerdo el próximo 31 de octubre. La industria de alimentación británica y el propio jefe de lucha antiterrorista del país ya han alertado de dos importantes problemas que pueden surgir con un divorcio a las bravas: habrá escasez de alimentos y también importantes brechas de seguridad.

Son muchos las dificultades que tendría que afrontar Reino Unido si hay salida sin acuerdo, y tras la caída del PIB del segundo trimestre, la primera contracción que registra en siete años, son muchos los que alertan ya de una posible recesión. Sin embargo, poco se ha hablado hasta ahora de los otros problemas a los que tendrá que enfrentarse el país si se cumplen los peores presagios. Y por eso en los últimos días algunos sectores han querido dar la voz de alarma.

Uno de ellos ha sido la Federación de Alimentos y Bebidas (Food and Drink Federation en inglés), que ha alertado de una posible interrupción en el suministro de alimentos frescos durante meses si hay Brexit duro, provocando grandes trastornos a la ciudadanía en el peor momento, en pleno Halloween y justo antes de las navidades (la salida de Reino Unido está prevista para el 31 de octubre). "El sector de la alimentación es absolutamente claro: una salida sin acuerdo es un resultado desastroso para nosotros", señalaba hace unos días un responsable de esta organización en declaraciones a la BBC.

De hecho, la industria de alimentos y bebidas, que emplea a 450.000 personas en 7.000 empresas en Reino Unido, considera el Brexit como el mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial, mucho más que otras crisis anteriores como el escándalo de la carne de caballo de 2013 y los brotes de la enfermedad de las vacas locas de los años ochenta y noventa. La Federación cree que lo que pase será "impredecible", aunque lo que sí que tiene claro es que habrá "subidas de precios" porque los alimentos frescos serán escasos dada la imposibilidad de almacenar durante mucho tiempo frutas y hortalizas.

Antes de la anterior fecha límite del Brexit (29 de marzo) supermercados y minoristas gastaron millones de libras en incrementar las existencias de productos imperecederos, como pasta, agua embotellada y papel higiénico. Ahora, aunque lleven a cabo la misma estrategia, el problema puede agravarse porque según se acerca el invierno, Reino Unido se vuelve más dependiente de los alimentos importados. De hecho, el país, según datos recopilados por la Federación y recogidos por Reuters, importa un 60% de los alimentos a inicios de noviembre, coincidiendo con la salida de la UE.

Según la Federación de Alimentos y Bebidas, el coste que debe asumir el sector para prepararse para una salida sin acuerdo, (reservar espacio de almacén, usar distribuidores alternativos, pérdida de pedidos en puertos congestionados...), asciende a 100 millones de libras a la semana. Por eso, y para protegerse ante lo que pueda venir, el organismo comercial ha pedido al Gobierno de Boris Johnson que paralice la legislación antimonopolio para hacer frente a la escasez de alimentos. En concreto, los proveedores reclaman que les dejen trabajar conjuntamente para garantizar el suministro en esa situación.

Y es que el Observatorio de Política Comercial del Reino Unido ha estimado que un Brexit sin acuerdo destruiría 18.500 millones de libras esterlinas en la fabricación de alimentos y bebidas en el país, recoge CNBC. La industria tiene una facturación anual de 104.000 millones de libras y, según cifras del Gobierno correspondientes a 2017, el 50% de los alimentos del Reino Unido se importaban del extranjero, mientras que el 30% procedía de países de la UE.

LA SEGURIDAD, EN TELA DE JUICIO

Pero, además, un Brexit duro afectaría también a la seguridad de Reino Unido, al bloquear el acceso de la policía británica al Sistema de Información de Schengen, donde aparecen los datos sobre criminales peligrosos. Según ha explicado en los últimos días el jefe en lucha antiterrorista de Scotland Yard, Neil Basu, la salida desordenada de la UE dañaría la seguridad y la protección de los británicos, ya que tampoco podría consultar los registros de nombres de pasajeros ni tramitar órdenes de detención europeas.

"Crearía un riesgo inmediato de que vinieran a este país personas que fueran delincuentes graves, ya sean buscados o que sigan siendo delincuentes graves que cometan delitos en este país, y nosotros no lo sabríamos", dijo Basu en una reciente entrevista en The Guardian, donde incidió sobre el riesgo que supone el Brexit duro y habló de la "profunda preocupación" que ya está suscitando este asunto. Los efectos perjudiciales se podrían mitigar, aunque la respuesta de Reino Unido sería lenta. Por eso, si hay salida sin acuerdo la Policía británica presionará al 'primer' para que renegocie el acceso a estos sistemas.

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