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"Las cicatrices económicas podrían resultar aún más profundas y de mayor alcance" en la Eurozona de lo que muchos pronostican por la guerra de Ucrania. Es el aviso que ha lanzado Bank of America (BofA) en uno de sus últimos informes sobre la economía de la zona del euro, en el que explica que el retraso en la respuesta al conflicto armado, mayor que el que se produjo ante la pandemia, será la razón de que este golpe al Producto Interior Bruto (PIB) vaya a ser tan grande.

De hecho, los estrategas del banco estadounidense acaban de modificar sus previsiones para la Eurozona, de forma que han recortado sus estimaciones de crecimiento económico al 2,2% en 2022 y el 1,5% en 2023, y las de inflación las han elevado al 7% este año y al 2,9% el próximo. Son cifras muy alejadas de las que han emitido otros organismos.

"Nuestras previsiones para este año y el próximo se sitúan ahora por debajo del 2,8%/2,4% del consenso. Llevamos un tiempo siendo más bajistas que el consenso", afirman en el mencionado informe, en el que dejan claro que sigue habiendo "riesgos a la baja" para la economía del Viejo Continente relacionados con las sanciones que la Unión Europea (UE) está imponiendo a Rusia.

Y es que, defiende BofA, la guerra de Ucrania "no es un choque temporal". "El consenso ha tardado casi dos meses en ponerse al día con nuestra previsión de crecimiento para 2022, un poco menos para la inflación", auguran estos expertos, que esperan que el consenso se acerque a sus estimaciones "en las próximas semanas". No obstante, dicen estar sorprendidos por las previsiones que da para el año que viene.

"La diferencia con respecto a nuestras estimaciones sigue aumentando para el crecimiento, y menos para la inflación. De hecho, las previsiones de consenso sobre el PIB para 2023 apenas se han movido desde que empezó la guerra", apunta BofA, que cree que eso significa que "muchos consideran que el choque de la guerra es algo que desaparecerá rápidamente" o que "el débil crecimiento de ahora creará un reembolso el año que viene". "No estamos de acuerdo con ambos supuestos", aseveran.

Pero, ¿por qué? Como señalan, porque en primer lugar "es improbable que se produzca una resolución rápida en Ucrania", lo que viene acompañado de unos precios de la energía "persistentemente altos". Y, en todo caso, destacan los expertos de BofA, "el riesgo es que los precios sean aún más altos durante más tiempo".

Sobre todo ahora que se ha anunciado el embargo del petróleo escalonado por parte de la UE, que genera un "riesgo obvio", el de la interrupción total del suministro de gas ruso a Europa, ya sea porque la UE acuerde un embargo o porque Rusia cierre el grifo. "La probabilidad de que esto ocurra está claramente aumentando".

En segundo lugar, los analistas del banco apuntan a la "perturbación" que supone este conflicto armado, que "crea un choque masivo en la relación de intercambio, un impuesto externo sobre los hogares y las empresas que tendrá efectos permanentes". "Es probable que se recupere algo, pero las previsiones de crecimiento inalteradas para 2023 parecen demasiado atrevidas", en su opinión.

RESPUESTA POLÍTICA "INADECUADA"

Además, desde BofA critican la respuesta política "inadecuada" que, bajo su punto de vista se ha dado a la guerra de Ucrania. "Al principio argumentamos que la respuesta política debía ser, aunque era poco probable, similar a la de la pandemia. El choque, en espíritu, no es demasiado diferente", destacan estos estrategas, que dicen mantener la esperanza en el aspecto fiscal.

"Suponemos que la política fiscal amortiguará aproximadamente la mitad del efecto de la guerra en Ucrania sobre la economía, incluyendo un paquete fiscal conjunto de la UE inspirado en los programas existentes SURE" que protegen a los ciudadanos y ayudan a paliar las consecuencias socioeconómicas negativas del coronavirus. "Los gobiernos están intensificando su respuesta interna", pero el paquete fiscal conjunto "sigue siendo el ingrediente crucial que falta".

BofA cree que "la respuesta es lenta" y que "probablemente solo será parcial", aunque no todo son críticas. Al menos, afirma, "va en la dirección correcta". Algo que no puede decir sobre el Banco Central Europeo (BCE). Y es que para el banco central "las condiciones iniciales importan, y la respuesta será muy diferente a la de 2020", augura BofA.

"Seguimos esperando un ciclo de subidas más temprano y comprimido, con cuatro subidas este año (una por reunión a partir de julio) y dos más el próximo (en marzo y junio)", dicen estos expertos, que creen que su enfoque "es el correcto". No obstante, "la mayor preocupación (necesidad de vigilancia) sobre las expectativas de inflación, incluso aceptada por las 'palomas', deja de lado las preocupaciones sobre el crecimiento".

En opinión del banco estadounidense, "una vez que se muevan en julio debido a los riesgos para las expectativas, parece muy poco probable que tengan la paciencia, durante un tiempo, de saltarse una reunión sin una subida". Pero, teniendo en cuenta el "movimiento más temprano y más rápido" y los vientos en contra de la economía, BofA cree que "es más probable que el BCE se vea 'frenado' por la economía y que realice más de seis subidas en total".

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