La visión de los gestores: "Perspectivas de la renta variable para la última parte del año"

David Cabeza Jareño, gestor de Renta 4 Banco

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 15 oct, 2021 13:49
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La revalorización de la renta variable los últimos 12 meses asciende al 26% en Europa (Stoxx 600) y al 28% en Estados Unidos (S&P 500), en un escenario de mayor crecimiento económico y condiciones financieras favorables, con el apoyo de bancos centrales y gobiernos.

Tras este buen comportamiento, en la actualidad nos encontramos en la transición hacia un escenario con ralentización de dicho crecimiento, y paulatino endurecimiento de las condiciones financieras, al que se une la intervención regulatoria en China, la presión en las cadenas de suministro, la inflación en algunas materias primas o las dudas sobre el inicio del periodo de ejecución del “tapering” en Estados Unidos.

El escenario de fondo, no obstante, sigue siendo positivo, teniendo en cuenta la fase de ciclo expansivo en la que nos encontramos, y las buenas expectativas de resultados empresariales. En este contexto, se nos plantean una serie de preguntas:

La recuperación económica global continúa su curso, si bien es algo más moderada de lo previsto hace meses. Los indicadores de manufacturas (PMI), uno de los principales factores que explican el comportamiento de la renta variable, está cayendo a medida que la reapertura de las economías y el crecimiento se normaliza. Según el consenso (Bloomberg), el crecimiento en 2021 se situaría en el 5,9% en Estados Unidos, 5,0% en Europa y 8,4% en China, para desacelerarse en 2022 al 4,2%, 4,3% y 5,5%, respectivamente, niveles todavía robustos.

Normalmente, cuando se ha alcanzado un máximo de crecimiento, los inversores comienzan a preocuparse sobre la posibilidad de que haya una desaceleración acusada o incluso una recesión. Teniendo en cuenta que la caída se está produciendo desde niveles excepcionalmente altos, creemos que esto no es un riesgo significativo en este momento. Los hogares actualmente tienen exceso de ahorro, como consecuencia de 1) la disminución del gasto en servicios durante la pandemia y 2) el aumento de estímulos / cheques / prestaciones de desempleo. A pesar de las mejoras en la economía, la confianza del consumidor se mantiene por debajo de niveles previos a la pandemia. Hay una fuerte correlación entre la confianza del consumidor y el consumo de los hogares. Por tanto, asumiendo una paulatina recuperación de la confianza del consumidor, el gasto de los hogares y la fortaleza en el crecimiento de la demanda privada debería seguir apoyando el crecimiento económico.

Artículo completo Cinco Días.

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