La deflación asoma en medio del 'rescate total'

Juan Carlos Ureta Domingo, presidente ejecutivo Renta 4 Banco

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 06 abr, 2020 19:45
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Ante lo que ya inevitablemente parece claro, es decir, la entrada en recesión de la mayor parte de la economía global, hay dos análisis radicalmente distintos. Uno es pensar que esa recesión es una consecuencia sobrevenida de un shock externo e imprevisible, el Covid-19, que ha frustrado la reactivación económica que supuestamente iba a iniciarse en Estados Unidos y en la zona euro tras el acuerdo comercial entre EE.UU. y China.

El análisis alternativo es pensar que el Covid-19 ha llegado en un momento en el que la economía daba ya muestras evidentes de desaceleración y mostraba inquietantes síntomas de excesivo endeudamiento y de burbujas en algunos mercados de activos, como consecuencia de los desequilibrios generados por una larga década de políticas monetarias ultraexpansivas.

Esta segunda lectura es la que hemos venido haciendo en estos comentarios, al considerar que ese "cisne negro" inesperado que sin duda es el coronavirus se ha unido a otros "cisnes blancos" que ya estaban ahí y que, a nuestro juicio, provenían en gran medida de la salida en falso de la crisis financiera de 2008. Pensar de esta forma no significa, ni mucho menos, dejar de reconocer las evidentes mejoras de la economía global esta pasada década, una de ellas haber evitado una Gran Depresión al estilo de los años treinta del pasado siglo, ni dejar de señalar que hoy el sistema bancario y financiero disfruta, en general, de niveles de capitalización y de solvencia muy superiores a los que tenía en 2008, lo cual es una gran ventaja para salir de los problemas que puedan venir.

Es relevante, de cara a las decisiones de inversión, optar por uno u otro enfoque. Si pensamos en el Covid-19 como un evento muy destructivo pero pasajero, que se irá tan rápido como ha llegado cuando pase el "pico" de contagios y haya una solución médica para la pandemia, nuestra visión será la de salida en "V" de la economía y de los mercados. En consecuencia, deberemos actuar como si nada sustancial hubiese pasado, y esperar a esa vuelta a la normalidad. Si, por el contrario, pensamos que hay problemas adicionales al coronavirus con los que la economía deberá lidiar una vez pase el problema sanitario, nuestra visión será menos optimista. Lo que deberíamos esperar en este segundo enfoque es una "nueva normalidad", un nuevo entorno, cuando se salga de la epidemia.

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