Mercados a prueba de Trump
Axel Botte. Jefe de Estrategia de Mercado en Ostrum AM.

Los mercados financieros parecen aislados de las erráticas comunicaciones que emanan de Donald Trump. El aplanamiento de la curva de rendimientos ha provocado un estrechamiento generalizado de los diferenciales.
A pesar de la postura de statu quo de la Fed y de la política restrictiva del Banco de Japón, la relajación monetaria sigue siendo la tendencia predominante a escala mundial. Sin embargo, la fuerte subida de los precios del oro envía una solitaria nota de preocupación.
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La Fed se enfrenta a una creciente complejidad a la hora de interpretar los datos del mercado laboral. La tasa de desempleo bajó al 4% en enero, y se espera que la disminución prevista de los flujos de inmigración reduzca el umbral de creación de empleo, necesario para mantener el paro sin cambios, aunque pesará en la actividad. La congelación de la contratación pública, unida a posibles despidos, reducirá probablemente los niveles de empleo en los próximos meses.
No obstante, la escasez de mano de obra está a punto de reavivar la presión salarial. El impacto inflacionista de los aranceles sobre los productos chinos sigue siendo incierto. La presidenta de la Fed de Dallas, Lorie Logan, afirma que el tipo de interés neutral ya se ha alcanzado, mientras Trump aboga por una relajación de la política fiscal. El statu quo monetario previsto hasta junio refleja estas incertidumbres.
En la zona euro, la atonía del crecimiento y el endurecimiento de las condiciones crediticias eclipsan la inercia de la inflación, que se situó en el 2,5% en enero. Se espera que el BCE siga relajando su política monetaria hacia un tipo neutro revisado del 1,75-2,25%. Mientras tanto, el Banco de Inglaterra ha bajado su tipo en 25 puntos básicos, hasta el 4,25%, con dos votos a favor de un recorte de 50 puntos básicos. La revisión a la baja de previsiones de crecimiento supera el aumento previsto de la inflación hasta el 3,5% en 2025. Catherine Mann ha cambiado de postura, subrayando el riesgo al alza de los tipos hipotecarios con la actual política de tipos.
Los rendimientos del Tesoro estadounidense volvieron a caer por debajo del 4,50% la semana pasada, en medio de un importante movimiento de aplanamiento. La devolución trimestral sin cambios de los valores del Tesoro para el periodo febrero-abril ha tranquilizado a los inversores, contribuyendo al rendimiento superior de los T-notes frente a los swaps. El statu quo de la Fed probablemente pretende frenar las expectativas de inflación. Por el contrario, la estructura a corto plazo de los tipos reales sigue siendo pronunciada. El Bund alemán se acerca al 2,30%, y los diferenciales se estrechan en todos los mercados de deuda en euros. Los diferenciales de los swaps siguen bajo presión, lo que beneficia a la deuda de agencias y a los bonos garantizados, con el diferencial del swap a 10 años manteniéndose en terreno negativo en -2 puntos básicos. La aceleración del endurecimiento cuantitativo en enero, que supuso una reducción de 9.000 millones de euros en las tenencias de deuda alemana, unida al endurecimiento cuantitativo mundial y la bajada de los tipos de depósito están estrechando los diferenciales de los swaps.
En cuanto a la deuda soberana, la incertidumbre presupuestaria en Francia ha disminuido tras la adopción de un presupuesto para 2025 y un déficit estatal inferior al previsto del 5,4% para 2024. La OAT francesa se ha endurecido 10 puntos básicos este año, reforzada por un entorno de riesgo generalmente favorable. Los mercados de crédito se mantienen relativamente estables, con unos diferenciales medios frente a los swaps que fluctúan entre 80 y 90 puntos básicos. Los bonos de alto rendimiento, ahora más caros, ya no superan a los títulos con grado de inversión. Al mismo tiempo, en los mercados de renta se observa un repunte de los valores tecnológicos chinos que simboliza un cambio en el sentimiento hacia los gigantes estadounidenses fuertemente invertidos en IA. Los sectores bancario y de materiales básicos lideran las subidas en Europa, mientras que los sectores defensivos, como el de bienes de consumo básico y el de servicios públicos, no han participado en las subidas.