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La guerra provoca un recorte de las previsiones.

La guerra en Ucrania y las sanciones económicas están trayendo una alta volatilidad a los mercados, con situaciones extremas en la renta variable y las materias primas por las nubes. Este contexto de incertidumbre prolongada por el conflicto bélico es el que ha llevado a los analistas de Bank of America a recortar las previsiones económicas de cara a 2022 y 2023 para Europa y Estados Unidos.

En el caso de la zona euro, recortan en 70 puntos básicos los cálculos realizados para este año, pasando del 3,5% al 2,8%, mientras que el Producto Interior Bruto (PIB) de 2023 lo dejan en el 1,7%, lo que supone una diferencia de 50 puntos básicos desde el 2,2% anterior.

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Previsión de crecimiento económico en los próximos dos años. Bank of America.

Situación parecida es la que vive Estados Unidos, puesto que para la primera economía del mundo la actualización les lleva a prever que su PIB crecerá al 3,6% en 2022 (frente al 3,3% anterior) y al 1,9% (frente al 2% anterior).

Para la economía global en su conjunto, el tijeretazo es aún mayor para este año, puesto que pasa del crecimiento del 4,3% al 3,6%, mientras que para 2023 prevén que la evolución del PIB sea del 3,3% frente al 3,4% anterior.

"La fuerte respuesta de Europa, a pesar de los grandes costes para su propia economía, nos hace ser optimistas sobre la posibilidad de un apoyo fiscal conjunto", indican en el informe, añadiendo que ven "improbable que la cumbre de la UE de esta semana arroje un resultado factible, pero es una señal de que el debate está en marcha".

De hecho, las políticas fiscales podrán amortiguar el golpe, pero no evitarán las cicatrices a largo plazo, según estos expertos. Sin embargo, sostienen que manda una fuerte señal a los mercados de que "más Europa" es la respuesta al coche exógeno, "ayudando a contener los diferenciales a pesar de la normalización del Banco Central Europeo".

LA INFLACIÓN, DESATADA

Claro que el informe de Bank of America sobre las previsiones de cara a 2022 y 2023 no solo ha actualizado las estimaciones del PIB, sino también las de la inflación. Los precios subirán cerca de un 7% en el segundo trimestre de 2022, mientras que en el tercero será solo un poco más bajo, por lo que estos analistas creen que la presión de los precios obligará al BCE a actuar pese a la economía "tambaleante".

Esperan que el programa de flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) finalice en el tercer trimestre, mientras que la primera subida de tipos, de un total de cinco para finales de 2023, se producirá en diciembre de este año. "En comparación con nuestras expectativas anteriores, esto significa un retraso de un trimestre, pero un ciclo de subida de vuelta a los tipos de política neutrales", argumentan, añadiendo que "es probable que el BCE se vea obligado a hacer una pausa a partir de entonces si la estanflación desata fuerzas desinflacionistas, dada una respuesta fiscal decente, aunque insuficiente".

OTROS ESCENARIOS

Claro que estos datos se han calculado en base a una situación en la que hay mucha incertidumbre, por lo que el escenario podría ser peor. "Una nueva escalada que incluya las restricciones energéticas podría llevar la inflación al 6,4% y al 3,3% en 2022 y 2023, gracias a la casi duplicación de los precios del gas y a la subida del petróleo en 25 dólares adicionales este año", por lo que en esta situación el crecimiento caería al 2,6% y el 1%, respectivamente, con un entorno de recesión en el periodo entre el tercer trimestre de 2022 y el primero de 2023. "El BCE podría estar nervioso, pero probablemente tendría que esperar hasta el primer trimestre de 2023 para subir los tipos (es decir, a la primera señal de estabilización del crecimiento)", añaden.

Sin embargo, hay otro escenario más optimista, con una desescalada más rápida que podría limitar la presión inflacionista al 5,1% este año y al 1,8% el que viene, con un crecimiento del 2,9% y del 2%, respectivamente. "Eso significaría probablemente que el BCE se detenga después de tres subidas (dejando la deposición en 25 puntos básicos). Un acuerdo con Irán podría dar lugar a presiones más contenidas sobre el precio del petróleo, lo que nos dejaría entre el nuevo caso base y el resultado optimista", sentencian.

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