83% de morosidad: así sería la banca pública

Juan Ramón Rallo

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 24 abr, 2018 20:33
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Las cajas de ahorro españolas fueron, a efectos prácticos, el tramo público de nuestro sistema financiero: entidades de crédito controladas por políticos y orientadas a proporcionar capital a aquellas operaciones que quedaban fuera del foco de interés de la banca privada.

Los resultados saltaron a la vista: si bien todo el sistema financiero se emborrachó con el crédito barato que, entre 2003 y 2005, estuvo inyectando el Banco Central Europeo, las cajas fueron víctimas de un coma etílico mucho más intenso (en 2007, el 70% de todo el crédito de las cajas guardaba relación con el sector de la construcción, frente al 50% en el caso de los bancos).

De ahí que, al pinchar la burbuja inmobiliaria y desmoronarse el chiringuito ladrillístico, la bancarrota —y el ulterior rescate estatal— se concentrara predominantemente entre las cajas: por supuesto, los bancos también sufrieron una intensa descapitalización derivada del descalabro económico y, a su vez, también recibieron ayudadas públicas en forma de avales estatales o de esquemas de protección de activos. Sin embargo, las cajas concentraron el grueso de las inyecciones del dinero del contribuyente.

Tras tan deplorable espectáculo, uno esperaría que nadie se atreviera a proponer la resurrección del cadáver de la banca pública en nuestro país. Pero, por desgracia, buena parte de la izquierda patria, encabezada por Unidos Podemos, sí ha ondeado desde su misma fundación la bandera de recuperar la banca pública: a su juicio, resulta imprescindible contar con un suministrador de crédito que no responda a la lógica del mercado sino que proporcione capital a aquellos sectores sociales menos rentables desde el punto de vista bancario. Tan es así que una de las propuestas más sonadas de los de Pablo Iglesias es cancelar cualquier proceso reprivatizador de Bankia para transformarlo en un banco público.

¿Cómo es posible que, después de observar los pésimos resultados de nuestra banca pública —las cajas de ahorro—, la izquierda española continúe empeñada en recuperarla? Pues porque, a su entender, las cajas de ahorro se sujetaban, pese a todo, a una lógica de mercado: su propósito no era realmente el de auxiliar a la economía nacional sino maximizar sus ganancias especulando en el burbujístico mercado inmobiliario. Pues bien, para aquellos escépticos de la equiparación “cajas de ahorros = banca pública”, el Tribunal de Cuentas nos ha ofrecido esta semana otro ilustrativo caso de las consecuencias de imponer un sistema financiero alejado del mercado... Leer Más

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