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Jerome Powell, presidente de la FedREUTERS/Sarah Silbiger

Jerome Powell es el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, conocida popularmente como Fed. Está considerado el banquero central más poderoso del mundo, ya que dirige la política monetaria de la principal economía mundial.

Sus palabras sobre los tipos de interés son seguidas con máximo interés por el mercado y sus mensajes mueven las bolsas mundiales en cuestión de minutos. Su influencia en las finanzas comparables es sólo comparable a los tuits de Donald Trump, que últimamente suele convertirlo en el principal blanco de sus críticas.

Sin embargo, cuando Powell habla sobre otro asunto de vital importancia para la economía americana, el elevado y creciente déficit público de EEUU, su mensaje cae en el vacío. Los inversores y los mercados lo ignoran. Sin ir más lejos, durante su comparecencia ante el Comité Económico del Congreso, el dirigente volvió a expresar su gran preocupación por este asunto, pero ningún medio lo mencionó.

"En una recesión, también sería importante que la política fiscal apoyara a la economía. Sin embargo, como se señaló en la reciente perspectiva presupuestaria a largo plazo de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el presupuesto federal se encuentra en una senda insostenible, con una deuda alta y creciente". No es la primera vez que Powell lanza este mensaje, que ni siquiera interesó a los congresistas que le escuchaban y que le preguntaron por otras cuestiones económicas.

Es cierto, Powell no es el responsable de las finanzas públicas americanas y la Fed no tiene competencias en este asunto. Pero la advertencia del presidente de la Fed no deja lugar a dudas. En su opinión, el elevado endeudamiento de EEUU "podría restringir la voluntad y la capacidad de los responsables de las políticas fiscales para apoyar la actividad económica durante una recesión". Es decir, cuando se produzca otra crisis, después de las rebajas de impuestos aprobadas por Trump al principio de su mandato, el país no tendrá espacio fiscal para estimular la economía.

"El hecho de que los intereses sean bajos no significa que el déficit pueda seguir creciendo de manera descontrolada. La deuda está creciendo más rápido que la economía y, si el problema no se soluciona, lo pagarán las próximas generaciones", añadió Powell en la única pregunta que recibió sobre este asunto.

"Además", añadió, "sigo preocupado porque la deuda federal alta y creciente puede, a largo plazo, restringir la inversión privada y, por lo tanto, reducir la productividad y el crecimiento económico general. Situar el presupuesto federal en una senda sostenible ayudaría a impulsar la economía de EEUU a largo plazo. Y ayudaría a garantizar que los responsables políticos tengan espacio para utilizar la política fiscal y ayudar a estabilizar la economía si se debilita".

Lamentablemente, sus palabras cayeron en saco roto. Donald Trump, el actual inquilino de la Casa Blanca, no ha mencionado en ninguna ocasión desde que es presidente la necesidad de controlar el déficit público americano. Su único interés es que la Fed "baje los tipos de interés hasta el 0%" para estimular aún más la economía incluso aunque no sea necesario en el escenario actual. Y los congresistas tampoco parecen interesados en atajar un problema que puede restarles votos.

En el año fiscal 2019, que terminó el 30 de septiembre, el déficit del presupuesto federal estadounidense ascendió a 984.000 millones de dólares, 205.000 millones más que el déficit registrado en 2018. Como resultado, la deuda federal aumentó hasta el 79,2% del PIB desde el 77,4% del año fiscal 2018, según datos oficiales de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO por sus siglas en inglés).

Este organismo, que actúa de manera independiente aunque forma parte del Congreso, ha alertado en un estudio reciente de que "si las leyes actuales permanecen sin cambios, los grandes déficits presupuestarios impulsarán la deuda federal a niveles sin precedentes en los próximos 30 años". Por ejemplo, el último cálculo realizado dispara el ratio de deuda sobre el PIB hasta el 144% en 2049.

En este escenario, la advertencia de Powell es clara y precisa. "Es necesario un plan a largo plazo para situar el déficit federal en una senda sostenible. De lo contrario, serán nuestros hijos y nietos quienes paguen la factura". Aunque por el momento, nadie con la competencia política necesaria está dispuesto a 'coger el toro por los cuernos'.

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