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El economista Nouriel Roubini, famoso por predecir la crisis financiera de 2008, avisó de que la sombra de Silicon Valley Bank podía ser más alargada de lo que se pensaba. “Hay riesgo de contagio global, ya que un gran banco europeo es muy frágil en estos momentos y su condición financiera no está completamente clara”, escribía este lunes. Dos días después, colapso bursátil mediante, reveló que se trataba de Credit Suisse, cuyo desplome ha arrastrado consigo a toda la banca europea dejando pérdidas en los mercados que han superado ampliamente los 100.000 millones de euros.

La preocupación por la firma helvética no es nueva. El banco radicado en Zúrich se ha visto golpeado por una serie de escándalos y problemas legales que han despertado dudas sobre su salud. Los sucesivos contratiempos han hundido la confianza de los inversores, especialmente tras dos anuncios clave. El primero, el ambicioso plan de reestructuración comunicado en otoño, en el que contempla desprenderse de sus negocios de banca de inversión y centrarse en la gestión de patrimonios. El segundo, los pésimos resultados del ejercicio 2022, que elevaron las pérdidas de la entidad por encima de los 7.300 millones de francos suizos.

“Estamos haciendo absolutamente lo correcto, lleva algún tiempo conseguirlo. Dijimos que es una transformación de tres años y no se puede venir abajo después de dos meses”, aseveró Ulrich Koerner, CEO de la compañía, en ‘Bloomberg TV’. Sin embargo, la paciencia demandada por el banco no ha sido correspondida por su mayor accionista: Arabia Saudí. Este miércoles, el presidente del Banco Nacional Saudí, propiedad del fondo soberano de la nación árabe, aseguró que no elevarían su participación por encima del 10% “por muchas razones”.

El colapso bursátil visto ayer es, para muchos expertos, una preocupación real, tangible y global. Tanto es así que el propio Roubini reconocía, tras el hundimiento del gigante suizo, que la quiebra de Credit Suisse podría ser comparable a la de Lehmann Brothers más de una década atrás. “Ahora, el riesgo está al descubierto y el contagio ya es grave”, sentenció.

UNA PREOCUPACIÓN PARA LA ECONOMÍA MUNDIAL

Los expertos de Capital Economis lo tienen claro: Credit Suisse es una preocupación mucho mayor para la economía mundial que los bancos regionales estadounidenses. “No es un problema suizo, sino mundial. Es cierto que sus problemas eran bien conocidos, por lo que no suponen una sorpresa total. Sin embargo, Credit Suisse tiene un balance mucho mayor que SVB (530.000 millones de francos suizos a finales de 2022) y está mucho más interconectado a nivel mundial, con múltiples filiales fuera de Suiza, incluidas las de Estados Unidos”, apuntan.

Asimismo, estos analistas indican que, si Credit Suisse quebrara, “mucho dependería de lo ordenada que fuera la resolución”. “La experiencia sugiere que puede lograrse una resolución rápida sin desencadenar un contagio excesivo siempre que las autoridades actúen con decisión y se proteja a los deudores principales”, añaden.

“Aunque los reguladores serán conscientes de ello, el riesgo de una resolución chapucera preocupará a los mercados hasta que se vislumbre una solución”, explican, al tiempo que señalan que planes de este estilo no se han visto desde la crisis financiera de 2008.

Por su parte, el equipo de expertos de La Française AM recuerda que el marco suizo de regulación del capital para Credit Suisse (y UBS) se denomina 'Demasiado grande para quebrar' (‘Too big to fail’, en inglés). “Como tal, si Credit Suisse quebrara debido a una salida sostenida de depósitos, la FINMA (regulador suizo) estaría dispuesta a actuar muy rápidamente para salvaguardar los intereses de los depositantes, al tiempo que quebraría el resto del banco, a expensas de los accionistas y los tenedores de bonos subordinados”, apunta.

Esto recordaría al caso del Banco Popular en España, que se vendió por 1 euro al Banco Santander para salvaguardar a los titulares de depósitos y a los tenedores de bonos sénior de la entidad.

Por otro lado, y lo que es más importante, los problemas de Credit Suisse plantean, según Capital Economics, la cuestión de si se trata del comienzo de una crisis mundial o simplemente de otro caso “idiosincrásico”.

“Credit Suisse se consideraba el eslabón más débil de los grandes bancos europeos, pero no es el único que ha tenido problemas de rentabilidad en los últimos años. Tras la crisis del mercado de bonos del Reino Unido en septiembre y las quiebras de bancos regionales estadounidenses la semana pasada, sería absurdo suponer que no habrá más problemas en el futuro”, sentencian desde la firma londinense.

MESES DE SUFRIMIENTO POR DELANTE

El equipo de analistas de La Française AM recalca que los próximos meses serán cruciales para la entidad helvética, ya que “necesita absolutamente estabilizar su base de depósitos, incluso a costa de su rentabilidad, que de todos modos ya se ve gravemente mermada”.

Esto es especialmente importante ya que el banco suizo ha sufrido retiradas de depósitos en cascada, a pesar de que su presidente lo negara, lo cual le llevó a ser investigado por la FINMA. “Es relevante porque tiene una base de clientes compuesta en gran parte por particulares y empresas sofisticadas, que se consideran depositantes menos pegajosos que los clientes minoristas”, subrayan estos expertos.

MÁS OPTIMISMO CON LA BANCA EUROPEA

Por otro lado, si bien desde La Française AM no recomiendan invertir en la firma suiza por el miedo actual al contagio y la presión de los mercados, las perspectivas son muy distintas para los bancos europeos.

No vemos ningún motivo fundamental de preocupación. Aunque los bonos de los bancos de 'beta más alta', como Deutsche Bank, tienden a reaccionar de forma exagerada a este tipo de noticias, en nuestra opinión no hay nada que ver”, sentencian. Según estos expertos, los fundamentos crediticios de los bancos europeos “nunca han sido tan positivos”, con “indicadores de depósitos estables, bajos índices de morosidad y elevados colchones de capital”.

“También suponemos que, en un escenario muy negativo, los tenedores de bonos preferentes y subordinados estarían protegidos por una posible prohibición del reparto de dividendos y otras medidas de protección (acceso ilimitado a la liquidez de los bancos centrales, etc.), como ocurrió durante la crisis del Covid-19 en 2020”, agregan.

Además, añaden, las pérdidas no realizadas en las carteras de valores mantenidos hasta su vencimiento son “mucho menos significativas” para los bancos europeos (“normalmente entre el 0% y el 20% de su valor contable tangible”), en comparación con los bancos estadounidenses.

“Y una vez más, subrayemos aquí que no es en absoluto motivo de preocupación, ya que los bancos cubren estas exposiciones, que ni siquiera necesitan deshacerse, a menos que se produzcan enormes salidas de depósitos”, apuntan.

¿INFLUIRÁ EN LA DECISIÓN DEL BCE?

Por último, estos expertos creen que este episodio puede tener implicaciones para la decisión de política monetaria que ejecutará este mismo jueves el Banco Central Europeo (BCE). Para Capital Economics, el organismo radicado en Fráncfort debe esperar a ver cómo evoluciona la situación, por lo que no esperan grandes cambios en la hoja de ruta anunciada por la presidenta Christine Lagarde.

“Lo más probable es que el Banco siga adelante con su plan preanunciado de subir el tipo de depósito del 2,5% al 3%, al tiempo que subraya que la política monetaria no sigue una senda predeterminada”, concluyen.

SOLICITA 50.000 MILLONES AL SNB

Por el momento, "Credit Suisse está tomando medidas decisivas para fortalecer de forma preventiva su liquidez con la intención de ejercer su opción de pedir prestado al Banco Nacional Suizo (SNB) hasta 50.000 millones de francos suizos, en el marco de un Servicio de Préstamo Cubierto, así como un servicio de liquidez a corto plazo, que están totalmente garantizados por activos de alta calidad", ha explicado el banco en un comunicado.

Habrá que ver si esto es suficiente para contener la fuga de depósitos que sufre la entidad desde hace meses y que ahora mismo es su principal problema.

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