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Los inversores nadan en aguas mucho más tranquilas en esta recta final de año. Los buenos datos macroeconómicos que se han ido conociendo, unidos a las previsiones de los analistas para 2020, mucho menos agoreras, han rebajado la tensión en los mercados y han elevado el optimismo. Los temores a la recesión se han volatilizado de un plumazo, aunque quizá sea mejor no echar aún las campanas al vuelo.

Hay unanimidad entre los expertos: todos coinciden en que no habrá recesión. Al menos, no en 2020. Y eso que la desaceleración de la economía mundial es un hecho constatado y que en las últimas semanas las principales casas de análisis y organismos económicos han revisado a la baja sus previsiones.

Fue el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, quien dio el primer paso. Lo hizo, precisamente, en la fiesta del 20 aniversario de Bolsamanía, en la que constató que el escenario con el que trabajan para el año que viene no incluye una recesión a pesar del mal desempeño de la economía alemana, a la que se conoce como la 'locomotora' europea. "Estamos convencidos de que la posibilidad de una recesión en Europa es muy reducida", señaló, remarcando que el BCE lo ve como "un riesgo muy improbable". Y tras él ha salido toda una batería de informes que vienen a decir lo mismo.

Y por sorpresa, ya que hasta ahora el tono que mantenían los expertos era mucho más sombrío. S&P, por ejemplo, asegura que "habrá crecimiento bajo en la Eurozona en 2020, pero no recesión", remarcando además que su indicador de recesión "apunta a un riesgo decreciente de alrededor del 8% para los próximos 12 meses". Por su parte, desde Mirabaud también apuntan que la recesión no se materializará el próximo año porque los datos macro se están recuperando. "La próxima recesión vendrá, pero no el año que viene", afirman.

También en Julius Baer creen que "el riesgo de recesión se ha reducido aún más", lo que acabará por favorecer a los activos de riesgo, mientras que en Oxford Economics no hablan directamente de recesión, pero sí remarcan que las noticias "relativamente positivas" procedentes de los diferentes datos macro en la zona euro apuntan a una "cierta estabilización de la actividad económica" en el bloque, de forma que el crecimiento "se mantendrá estable en términos generales a corto plazo, antes de mejorar ligeramente en 2020".

ING, por su parte, destaca que "la debilidad a corto plazo sigue siendo probable" en la región del euro, pero "la esperanza de mejora en 2020 no ha sido desaprovechada" y se está dejando ver en los últimos datos. Eso en lo que respecta a la Eurozona, aunque la tónica es general. De hecho, DWS tiene grandes expectativas sobre la economía mundial. "Aunque el crecimiento será significativamente más débil en algunas regiones, no esperamos una recesión global", dicen los expertos de esta firma en su último informe. Asimismo, en EEUU, donde tanto se habló de recesión cuando se produjo la inversión de la curva de tipos, las previsiones son también ahora más optimistas.

Goldman Sachs habla ya, de hecho, de un "bajo riesgo de recesión". A principios de este año, los economistas del banco estadounidense situaron el riesgo de una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses en una de cada tres. Ahora han reducido las posibilidades a una de cada cinco. "La expansión actual es ahora la más larga en los registros del ciclo económico de EEUU, y algunos temores de recesión pueden simplemente reflejar una sensación instintiva de que su tiempo está a punto de terminar", señalan.

QUÉ HAY EN EL PUNTO DE MIRA Y QUÉ ESPERAR

Pero, ¿son estas proyecciones una razón de alegría? En cierto modo sí, aunque conviene no confiarse del todo porque hay todavía varios focos de incertidumbre que afectan a la economía que no están resueltos. Todos los analistas se hablan de la mejora que se ha producido en el conflicto comercial entre EEUU y China. Ambas potencias siguen negociando y ahora se espera que firmen el acuerdo de 'fase uno' en los próximos días para evitar la entrada en vigor de nuevos aranceles estadounidenses sobre los productos chinos, prevista para el 15 de diciembre.

"No esperamos una nueva escalada, ambas economías ya han sufrido graves consecuencias", dice DWS. No obstante, en los últimos días han aumentado las tensiones por la intromisión de EEUU en Hong Kong, lo que no ha gustado nada a China, y por eso conviene que los inversores no se confíen demasiado. Además, cabe recordar que son meses y meses ya de guerra comercial los que arrastra el mercado, y anteriormente ha habido momentos en los que el acuerdo ha estado cerca pero no ha acabado de materializarse. De momento solo hay buenas palabras.

También ha disminuido la incertidumbre política en Europa por el Brexit. Aunque por este lado tampoco se han producido verdaderos avances, el hecho de que Reino Unido lograse evitar una salida sin acuerdo ya calmó a los inversores, que ahora esperan a conocer los resultados de las elecciones que se celebrarán el próximo 12 de diciembre. Las encuestas dan ganador al conservador Boris Johnson, aunque habrá que ver si logra una mayoría suficiente o el riesgo de un Parlamento 'colgado', del que ya han alertado los analistas, se convierte en realidad. Lo que parece claro es que los inversores deben mantener la mente abierta y no dar por hecha la victoria de Johnson. Al menos por ahora.

La mejora de las proyecciones se apoya también en la idea de que la política monetaria de los bancos centrales seguirá siendo acomodaticia. Amundi, por ejemplo, espera que el BCE baje todavía más los tipos en 2020, mientras que AXA ve probable que cualquier cambio significativo en la institución que preside Christine Lagarde "tenga que esperar".

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