• España cuenta con la segunda tasa de paro más alta en la Eurozona por detrás de Grecia
  • Es el segundo país con más temporalidad en los contratos, sólo menos que Polonia
  • Pese a la recuperación del empleo, la economía española pierde población activa y los nuevos contratos se firman con salarios inferiores
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Cola en los servicios públicos de desempleo.

La salud del mercado laboral español sigue a la cola en Europa pese al crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo. España tiene la segunda tasa de paro más alta y es el segundo país con más temporalidad en la Eurozona. Datos que se unen a la caída de la población activa y la disminución de los salarios de los nuevos contratos entre las debilidades de la recuperación del empleo, pese a los mensajes positivos desde el Gobierno, que espera que la tasa de paro baje al 11,2% en 2020. "La economía se está acelerando", aseguró el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mientras que ayer, en el Congreso, el ministro Cristóbal Montoro destacó el ritmo de creación de puestos de trabajo.

Pero las estadísticas que publicó este martes la agencia europea Eurostat reafirmaron la radiografía general de una brecha pronunciada entre España y el resto. La tasa de paro en el conjunto de la Zona Euro se mantuvo en marzo en el 9,5% que ya marcó en febrero, la más baja desde 2009. Sin embargo, aún no supone una presión para la inflación (sigue por encima de la tasa no aceleradora de inflación -NAIRU-).

Esto quiere decir que hay mucho margen todavía para que continúe reduciéndose hasta acercarse al pleno empleo y sin sobrecalentamiento de la economía. Especialmente en España, ya que la tasa de paro que recoge Eurostat en marzo es del 18,2%, sólo inferior al 23,5% de Grecia y el doble que el promedio. El indicador se sitúa muy lejos también de países como República Checa (3,2%), Alemania (3,9%), Malta (4,1%), que son los miembros de la Unión Europea con menos desempleo sobre su población activa. Entre las grandes economías europeas, además de la germana, las ratios también son muy inferiores: Reino Unido cuenta con un 4,5%; Francia, un 10,1%; e Italia, un 11,7%.

Fuente: Eurostat

EUROSTAT VS INE

El dato de marzo de la oficina estadística de la Unión Europea para España está por debajo del 18,75% que estima la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE para el conjunto del primer trimestre, con 4,2 millones de desempleados. Esto quiere decir que el 27% -más de uno de cada cuatro- de los 15,5 millones parados de la Eurozona está en España, cruzando las cifras de Eurostat y del INE. Un estudio de la Comisión Europea, en el que no contempla a Reino Unido pese a no haberse materializado aún el Brexit, estima que la tasa de desempleo asciende al 18% en España.

La proporción se mantiene estable con Europa pese a que España lidera el crecimiento económico y que en los 12 últimos meses ha creado 453.100 puestos de trabajo netos, lo que eleva el nivel de empleo hasta los 15,4 millones de ocupados. En 2007 el porcentaje de desempleados en la Eurozona que estaba en España era del 16%, y se incrementó hasta el 32% en 2012. En los últimos años se sitúa en niveles cercanos al 30%. Esto sucede porque el drama del mercado laboral está enquistado con una tasa de paro superior a la media histórica, de por sí disparada en el 17,4% si se contabiliza el periodo entre 1980 y 2016 con la serie histórica del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Fuente: Eurostat

La temporalidad es otra variable en la que España también ‘gana’ a sus vecinos. La tasa de temporalidad (número de contratos temporales frente al total) es del 14,2% en el conjunto de la Unión Europea, según datos publicados ayer por Eurostat actualizados al cierre de 2016. España tiene un 26,1%, sólo menos que el 27,5% de Polonia. Entre las locomotoras europeas, Reino Unido tiene un 6%; Alemania, un 11,2%; Italia, un 14%; y Francia, un 16,1%. Según la EPA, de los 405.600 contratos de asalariados firmados en los últimos 12 meses en España, el 52% son temporales.

Así, los ciclos de crisis y recuperación económica tras la burbuja inmobiliaria no han desterrado todos los vicios del pasado. Además, los salarios no han recuperado los niveles precrisis, como muestra la evolución del componente de remuneración de los asalariados en el cálculo del Producto Interior Bruto (PIB) vía rentas -uno de los tres métodos para estimarlo-. En 2016 se situó en los 526.098 millones de euros, un 6% menos que los 559.777 millones de euros de 2008. Por el contrario, el componente de excedente bruto de explotación (principalmente beneficios empresariales) ha aumentado en el mismo periodo un 1,7% hasta los 465.182 millones.

Esta divergencia se explica tanto por el menor nivel de empleo como por los salarios más reducidos que cobran los trabajadores que se incorporan (o vuelven) al mercado laboral. “La información individual proporcionada por la EPA indicaría una brecha salarial negativa de los nuevos entrantes de alrededor del 24%, en promedio, en el periodo 2006-2015”, explica el Banco de España en un informe sobre el mercado laboral. El organismo gobernado por Luis María Linde estima que los contratos firmados en estos años tienen sueldos un cuarto inferior a los existentes que son comparables :sexo, edad, nacionalidad, sector y tamaño de la empresa. “Esta brecha habría aumentado ligeramente en los últimos años”, añade el estudio.

CADA VEZ MENOS POBLACIÓN ‘EMPLEABLE’

El dato de paro no es el único foco de preocupación. La población activa, pese a la recuperación económica y del empleo, continúa cayendo. En el primer trimestre se situó en 22,6 millones de personas, la cifra más baja desde el segundo trimestre de 2007. La sangría de las personas de 16 o más años disponibles para suministrar mano de obra (ocupados y parados) comenzó en 2012, en el momento más álgido de la crisis de deuda europea. Se pueden encontrar dos explicaciones para esta tendencia. Por una parte la deriva demográfica, que incluye tanto el envejecimiento como el retraso en la incorporación al mundo laboral, por formación o desánimo. Por otro lado, hay que tener en cuenta el flujo migratorio, con cada vez más españoles residiendo en otros países.

Fuente: INE y elaboración propia

En este sentido, el INE constató en abril que la población española disminuyó en 2016 por quinto año consecutivo, hasta los 46,5 millones de habitantes, con 17.982 personas menos que el año anterior. La edad media ha aumentado en 2,2 años en la última década hasta los 42,9 años, mientras que el porcentaje de personas entre 17 y 65 años se sitúa en el 65,3%.

La pérdida de la población se explica por el incremento de residentes en el extranjero del 4,4% el pasado año. Es decir, 101.581 españoles más hasta un total de 2,4 millones. Desde 2010 este dato se ha disparado un 50% y, especialmente, se debe a personas en edad de trabajar que deciden buscar oportunidades en otras latitudes. Entre las incorporaciones al registro en 2016, el 61,5% tiene entre 16 y 64 años, mientras que en el total del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) el porcentaje aumenta hasta el 63%.

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