No es regeneración: es una lucha interna de poder

Juan Ramón Rallo

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 26 abr, 2017 11:09
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Si uno atiende a la sucesión de hechos que hemos vivido durante los últimos días —revelación de toda la trama mafiosa de Ignacio González a instancias de Cristina Cifuentes y dimisión final de Esperanza Aguirre—, podríamos estar tentados a concluir que el PP ha iniciado un sano proceso de regeneración política frente a su omnipresente corrupción precedente: a saber, los (presuntos) delincuentes están siendo procesados, los responsables políticos de no haberlos vigilado con suficiente diligencia han cesado de todos sus cargos y, por último, los honestos delatores se hallan ahora mismo en los puestos de mando del partido. El juego ha terminado: los buenos ganan, los malos pierden.

Sin embargo, mucho me temo que semejante caracterización del proceso político resulta extremadamente ingenuo. La política no es una batalla entre buenos y malos donde, en ocasiones, acaban triunfando los buenos: es una guerra permanente entre malos donde aquellos con mayor capacidad y menores escrúpulos para practicar las malas artes acaban conquistando el poder.

Ya nos lo explicó hace más de medio siglo Friedrich Hayek en su afamada obra Camino de servidumbre: quienes llegan al poder son indefectiblemente los peores, pues las habilidades necesarias para gobernar con mano de hierro dentro de un partido son la total docilidad ante los líderes originales para ir ascendiendo en la jerarquía; la absoluta maleabilidad de las convicciones personales para no rebelarse jamás contra cualquier decisión que tomen esos líderes originales; la ausencia total de auténtica lealtad como para cambiar rápidamente de bando tan pronto como muten los superiores jerárquicos; la frialdad psicopática de ir acumulando durante años toda la basura posible de tus compañeros (los famosos “dossiers”) para así poder amenazarlos, instrumentarlos, someterlos o desactivarlos cuando llegue el momento adecuado; la hipocresía de apuñalar por la espalda a tus presuntos amigos; la desvergüenza de ir comprando y vendiendo favores personales para conformar una coalición de poder; la capacidad de mentir continuamente y sin pudor hasta engañar a los ciudadanos; y, sobre todo, la sed infinita de poder como para tragar durante décadas con toda la ciénaga anterior... Leer Más

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