En los mercados financieros, el optimismo –o, al menos, el optimismo prudente– invariablemente gana

Carlos Montero

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 21 may, 2020 16:31 - Actualizado: 09:29
brokeroptimismo1

Les contaré una historia de dos operadores de mercado, uno joven y otro ya veterano. La historia transcurre durante la crisis de los misiles cubanos de 1962. Operador veterano: "Dice que todo esto podría conducir a una guerra mundial".

Operador joven: "Entonces deberíamos comprar bonos, ¿no?"

Operador veterano: "No, deberíamos comprar acciones. Si no tenemos guerra, el mercado de valores subirá. Y si tenemos una guerra nuclear, no importa lo que hayamos comprado"

Aunque la pandemia no nos conducirá a una guerra nuclear, muchas personas parecen temer su equivalente económico: Sufrir una espiral de caída en el PIB mundial que nos devuelva a la Edad de Piedra.

No es necesario decir que esto no sería bueno para los precios de las acciones. ¿Pero imagina que estaría mejor si tuviera su dinero en bonos, o certificados de depósito? Seamos realistas: si la economía deja de funcionar, no importará lo que posea. ¿Qué pasa si la economía se recupera, lo que todos, excepto su tío loco, esperan que suceda en algún momento? Las acciones subirán.

En otras palabras, poseer acciones es una apuesta asimétrica . Al igual que con los bonos y las inversiones en efectivo, lo máximo que podemos perder en el mercado de valores es el 100% de nuestra inversión. Pero con las acciones, su ganancia potencial es mucho mayor. Y a lo largo de la historia, las bolsas han demostrado ser el activo más rentable.

Es cierto que ha habido períodos, como ahora, en los que habría sido mejor evitar las acciones y, en cambio, acumular efectivo, o gastarlo en desinfectante para manos y papel higiénico. Pero estos períodos generalmente no duran más de un año. De hecho, para beneficiarse de una recesión en el mercado de valores, debe tener razón no solo en la dirección de los precios de las acciones, sino también en su momento. La historia nos dice que casi nadie es lo suficientemente inteligente o lo suficientemente afortunado como para tener éxito con esas apuestas bajistas.

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