Matar de hambre a la bestia no funciona

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 19 may, 2017 21:24
cbjuanramonrallogrande

La política fiscal anunciada por Donald Trump para su primer año de legislatura exhibe dos tendencias fuertemente contradictorias: por un lado, una intensísima rebaja de impuestos; por otro, un mantenimiento de los altos niveles de gasto público actuales.

En principio, reducir la recaudación y no recortar el gasto debería contribuir a elevar de manera muy sustancial el endeudamiento público del país. Sin embargo, los defensores de la política fiscal de Trump nos prometen que no: que o bien la economía se dinamizará tanto que la recaudación regresará a sus niveles iniciales pese a los menores tipos impositivos, o bien que la rebaja de impuestos terminará matando por inanición al sector público, de manera que éste se verá forzado a disminuir su gasto.

La primera de estas esperanzas ya tuvimos ocasión de examinarla: ninguna de las estimaciones pergeñadas a propósito de los efectos de la propuesta tributaria de Trump prevé que se autofinancie. Es verdad que todas pronostican una mejora de la actividad económica que hará que los ingresos no caigan tanto como cómo lo habrían hecho en su ausencia, pero aun así disminuirán en términos netos. El cálculo más optimista, de hecho, anticipa una caída de la recaudación de 2,6 billones de dólares a lo largo de la próxima década: una cantidad que pasará a engordar el endeudamiento público.

Pero acaso quepa pensar que la segunda posibilidad sí terminará materializándose, a saber, que la notable rebaja de impuestos dejará al Estado sin alimento tributario y, por consiguiente, se verá forzado a estrechar sus desembolsos. Si nuestros políticos no recaudan, tampoco gastarán, ¿no? Pues no. Ojalá fuera así, pero la estrategia de “matar de hambre a la bestia” (starve the beast) ya se ha probado con anterioridad y no funciona... Leer Más

contador