La desigualdad no genera infelicidad

Juan Ramón Rallo

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 17 mar, 2017 21:24
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La desigualdad no perjudica al crecimiento económico pero acaso pudiera pensarse que sí vuelve a las sociedades más infelices. Si la riqueza material no lo es todo, si existen otras variables relevantes en la vida de las personas, entonces habrá que valorar no sólo la influencia de la desigualdad sobre el PIB, sino sobre concepciones más amplias del bienestar.

En principio cabría pensar que la desigualdad necesariamente ha de tener un efecto negativo sobre el bienestar, especialmente sobre el bienestar de los individuos que se hallan en la parte baja de la distribución de la renta. No por el hecho de que la desigualdad implique necesariamente pobreza y la pobreza dé pie a la infelicidad, sino porque incluso personas con alta renta podrían sentirse frustradas si son relativamente más pobres que otras: es lo que se conoce como “ansiedad por el estado”, la insatisfacción derivada de que nuestra posición social sea relativamente inferior a la del resto (aun cuando sea muy buena en términos absolutos).

Sin embargo, la desigualdad también puede conllevar un efecto positivo sobre el bienestar: si contemplamos la existencia de personas en una situación más favorable que la nuestra, podemos esperanzarnos con la expectativa de alcanzar, a través de nuestro esfuerzo continuado, unas condiciones de vida análogas a las suyas. Por ejemplo, si los universitarios logran sistemáticamente unos ingresos muy superiores a los de los no universitarios, las familias pobres pueden ilusionarse con la expectativa de que sus hijos accedan a la educación superior y de que, merced a ella, cosechen cuantiosos éxitos profesionales. A esta repercusión positiva de la desigualdad sobre el bienestar podemos denominarla “factor esperanza”... Leer Más

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