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El mercado recibió este lunes una sorpresa inesperada por parte de Walmart. La mayor cadena de grandes almacenes de Estados Unidos anunció una importante rebaja de sus ingresos y su beneficio no solo para el trimestre, sino para el ejercicio 2022 en su conjunto. La noticia ha sobrecogido al mercado, que se prepara para una importante semana de resultados, y los analistas temen que pueda afectar a la próxima subida de tipos de la Reserva Federal (Fed). La advertencia de Walmart, además, se produce en una semana en la que gigantes de los bienes de consumo como Coca-Cola, McDonald’s o Procter & Gamble publicarán sus cifras trimestrales.

La caída en el ‘guidance’ es acusada, ya que espera que el beneficio del segundo trimestre caiga entre un 8% y un 9%, mientras que el recorte asciende hasta el 13% para todo el año. Hace dos meses, el mayor minorista del mundo dijo que los beneficios por acción sólo caerían un 1%. En febrero, la empresa había previsto un modesto aumento.

"Esto podría provocar un shock en el sector", explica Neil Saunders director general y analista de retail de GlobalData. Y es que "cuando las cosas van mal en Walmart, se puede extrapolar que también está sucediendo en otros minoristas", añade este experto. Minoristas como Kohl’s, Macy’s o Target, que el pasado mayo recortó su previsión de beneficios citando los “elevados costes” y a unos clientes cada vez más reacios a comprar. Una situación que, según Brian Yarbrough, de Edward Jones, se puede trasladar a Walmart: “Están viendo más presión porque atienden a un cliente de bajos ingresos”.

“Los crecientes niveles de inflación de los alimentos y el combustible están afectando a la forma en que los clientes gastan. Aunque hemos hecho un buen progreso despejando los productos de línea dura, la ropa está requiriendo más dólares de rebaja”, ha señalado Doug McMillon, consejero delegado de Walmart. “Anticipamos más presión en la mercancía general en la siguiente mitad del año”, ha agregado McMillon.

Neil Wilson, analista jefe de mercados de Markets.com, explica que “sabíamos que trabajar a través de todo ese inventario no iba a ser fácil, pero parece haber sido más difícil de lo esperado para Walmart y sugiere que los consumidores ya no están llevando tan bien los precios más altos”. Y es que para Wilson “es fácil ver por qué ocurre esto”, pero “también pone de manifiesto el problema que supone medir el crecimiento económico hoy en día después de la crisis”. “El estímulo ha llenado los bolsillos de los consumidores, pero los ingresos no siguen el ritmo. Walmart sugiere que esto está ocurriendo ahora”, apunta.

La cuestión está en saber si este problema es cuestión de una compañía o si se puede trasladar a un ámbito nacional debido a la alta inflación que hay en el mundo en general y en EEUU en particular. Walmart tiene claro que es lo segundo, aunque esperan que sus ventas comparables con el segundo trimestre de 2021 sean un 6% más altas. “No es un problema de comparables, sino de mayores ventas de alimentos y consumibles con un menor margen de beneficio”, ha explicado Stephanie Link, analista jefe de Hightower, quien también señala que “no es una sorpresa, pero no son los únicos”.

Según apunta Kim Khan, editor jefe de SeekingAlpha, los precios del combustible han bajado desde la última vez que Walmart dio una orientación financiera, “por lo que puede ser un caso en el que el minorista utiliza el contexto macro como excusa tras haber sido sorprendido por su inventario”.

Sin embargo, si esta nueva orientación es un síntoma de que el consumo estadounidense se está desmoronando, ¿afectará esta nueva realidad a la decisión de política monetaria que dé a conocer este miércoles la Reserva Federal (Fed)?

¿QUÉ HARÁ LA FED?

El mercado anticipa ahora que el banco central estadounidense elevará los tipos de interés de referencia unos 75 puntos básicos frente a los 100 que esperaba la semana pasada. Sin embargo, no hay consenso en el mercado: algunos opinan que una subida de 1 punto porcentual sería “pasarse de frenada”, mientras otros creen que los 75 puntos básicos “no mandan el mensaje adecuado”.

“La Reserva Federal está en una situación difícil, ya que la inflación sigue siendo galopante y el telón de fondo económico se ha deteriorado drásticamente desde su última reunión a mediados de junio", apunta Danielle DiMartino Booth, CEO y estratega jefe de Quill Intelligence. Y es que, para este analista, "todos los signos apuntan a una economía en recesión". Asimismo, otros expertos creen que también se puede argumentar que la deflación en los productos no esenciales, como la que está viendo Walmart, es exactamente lo que quiere el banco central y sólo lo impulsará a seguir subiendo con fuerza los tipos de interés.

"Dado que la inflación se mantendrá en torno al 9% anual hasta septiembre, prevemos otra subida de tipos de 75 puntos básicos en septiembre, antes de que la Reserva Federal comience a reducir los aumentos de tipos a 25 puntos básicos hasta principios de 2023, lo que elevará el rango objetivo de los fondos federales al 3,75%-4%", apuntan desde Oxford Economics. Estos analistas creen que todavía hay posibilidades de lograr un aterrizaje suave de la economía gracias al fuerte mercado laboral y al sólido gasto de los consumidores, aunque las opciones se reducen a medida que aumentan las probabilidades de recesión.

"La declaración será crucial y, dependiendo de cómo se desarrolle, podría detener lo que considero un rally del mercado bajista. La inflación sigue y seguirá siendo obstinadamente alta, el riesgo geopolítico abunda, el crecimiento se está desacelerando en todo el mundo y los riesgos de recesión están aumentando. No veo que ese sea un entorno productivo para la renta variable", afirma Jeffrey Halley, analista de Oanda.

Otros, como Mike Wilson de Morgan Stanley, señalan que “parte del reciente repunte del mercado de renta variable puede deberse a que se espera un eventual intento de la Fed de salvar el ciclo de recesión”. “Dado que el tiempo se está agotando, esa oportunidad es ahora o nunca: parte de la razón es el hecho de que están teniendo su efecto deseado en la demanda y por lo tanto parece bastante plausible que la inflación pueda parecer considerablemente más baja dentro de 6 meses”, añade.

Por otra parte, analistas como Booth señalan que no se debe perder de vista el endurecimiento cuantitativo, ya que “sigue siendo un peligro claro y presente para los mercados”. “La última incursión de la Fed en el endurecimiento cuantitativo en 2018 perturbó enormemente los mercados y esta incursión actual es de una magnitud mucho mayor”, sentencia este experto.

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