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Hace un mes nadie podía prever la situación actual. El colapso de Silicon Valley Bank (SVB) desató una crisis bancaria que se ha llevado por delante a Credit Suisse, rescatada finalmente por su gran rival, UBS. Pese a la agitación de los inversores, los expertos recalcan que las medidas adoptadas a uno y otro lado del Atlántico son las adecuadas para aplacar el miedo del mercado, especialmente en torno a SVB. “La confianza del mercado en la mayoría de los grandes bancos europeos se recuperará a su debido tiempo y más pronto que tarde, porque no hay razón para que no lo haga”, aseguran desde Scope Ratings.

La calificadora germana considera que la quiebra del banco californiano no es “sintomática” de la situación de la banca estadounidense y, sobre todo, de la europea. “La mayoría de los grandes bancos europeos, salvo un número mínimo de casos atípicos, mantienen unos parámetros prudenciales tranquilizadores, tanto para el capital como para la liquidez. La rentabilidad está mejorando, la propensión al riesgo es conservadora y los grandes bancos están supervisados de forma eficaz y proactiva”, explican.

Sam Theodore, consultor sénior de Scope Ratings, recalca que el sector se encuentra “en mejor forma prudencial y crediticia” que en las últimas tres décadas. “La solvencia de los bancos de los mercados desarrollados lleva más de una década anclada en mares muy tranquilos. Los inversores de renta variable y de crédito se han centrado principalmente en lo alto y lo rápido que los bancos pueden aumentar su ROE”, apunta. Con todo, añade, el colapso de SVB “ofrece varias pistas para bancos europeos y supervisores”, así como lecciones valiosas que aplicar en el futuro.

En primer lugar, la desaparición de la firma californiana debe servir para aprender las consecuencias que tienen la volatilidad y la concentración de los depósitos. Desde Scope Ratings recalcan que la estabilidad y la dinámica de la base de depósitos y las concentraciones de depositantes deben ser “elementos primordiales” a tener en cuenta en cualquier evaluación de bancos.

“La concentración y la dinámica ascendente y descendente de los depósitos son métricas vitales. Los analistas distinguen entre depósitos básicos, supuestamente estables y fiables, y depósitos de intermediarios/mayoristas, que suelen estar agrupados con fondos de mercado y se consideran más volátiles”, explican.

Desde esta perspectiva, señalan desde la firma alemana, SVB fue un “caso atípico”, ya que los depósitos se triplicaron entre finales de 2019 y marzo de 2022, un porcentaje mucho más elevado y a un ritmo más rápido que la media de los bancos estadounidenses, que a su vez experimentaron un fuerte crecimiento durante los años de la pandemia. Posteriormente, estos disminuyeron hasta finales de 2022 y de nuevo hasta febrero de 2023.

“Se trataba de depósitos supuestamente estables colocados por grandes clientes del ecosistema tecnológico de Silicon Valley. La concentración de depositantes del SVB era extremadamente preocupante y su estructura de depósitos distaba mucho de ser la típica de cualquier organización bancaria convencional en EEUU o en Europa”, añaden.

En este sentido, recomiendan que las pruebas de estrés de los supervisores deberían centrarse más en estos aspectos. “Y, si ya lo tienen en cuenta internamente, deberían proporcionar más visibilidad al respecto en beneficio de la transparencia, tanto para los bancos como para los participantes en el mercado”, agregan.

PELIGRO DIGITAL: LOS BANCOS PEQUEÑOS, MÁS VULNERABLES

Los expertos de Scope recalcan que la condición de “primer gran banco de la era digital” de Silicon Valley Bank podría haber jugado un papel clave en su caída. Según estos analistas, la mayor parte de las retiradas de depósitos (42.000 millones en un solo día, más de un 25%), se produjo por canales online, en contraste con las imágenes de gente haciendo cola en las sucursales de la entidad. “En la era predigital, es difícil imaginar que se produjera una retirada de depósitos tan gigantesca sin una reacción supervisora más inmediata que hubiera intentado alterar la dinámica”, apuntan.

Desde la calificadora alemana creen que una retirada masiva online “puede tener consecuencias fatídicas para cualquier banco”, pero es “muy improbable” que esto ocurra a grandes grupos con franquicias diversificadas, aunque sean mayoritariamente nacionales, como los bancos líderes a nivel nacional de toda Europa.

Sin embargo, la situación es diferente para los bancos de segundo y tercer nivel, más pequeños e insuficientemente diversificados, que siguen siendo “intrínsecamente más vulnerables”. Sobre todo, inciden, a medida que Europa avanza en la Unión de Mercados de Capitales, cuyo objetivo final será la desintermediación del crédito y el ahorro fuera de los bancos.

“Cuando surgen dudas sobre la solvencia de un banco, tanto financieras como no financieras (como un caso importante de blanqueo de dinero), el golpe es diferente para una institución más pequeña, que vería cómo los depositantes huyen hacia un grupo más grande. Sobre todo, si se tiene en cuenta que, a diferencia del elevado límite de 250.000 dólares en EEUU, el límite es de sólo 100.000 euros en la eurozona y 85.000 libras esterlinas en Reino Unido”, explican, al tiempo que piden a los supervisores que perfeccionen sus escenarios y herramientas para anticipar y prevenir las quiebras bancarias de esta era digital.

Por otra parte, advierten que a los bancos en dificultades, especialmente a los de menor tamaño, no les resultará sencillo captar nuevos fondos propios. La prueba está, de nuevo, en el colapso de SVB, ya que, a finales de 2022, declaró casi 17.000 millones de dólares en equivalente CET1, situando su ratio CET1 en un “cómodo” 15,26%. “Sin embargo, cuando el banco trató de obtener capital nuevo para compensar la pérdida de 1.800 millones de dólares generada por la venta de su cartera de disponibles, no encontró compradores comprometidos”, añaden.

Esto, indican, refuerza el argumento de que la mejor vía para que un banco se mantenga bien capitalizado es “preservar y aumentar lo que ya tiene en lugar de depender de futuras emisiones en el mercado”. “Como ha demostrado la experiencia de los últimos años, los bancos financieramente fuertes tienen poca necesidad de captar nuevos fondos propios, mientras que los bancos con problemas financieros que sí lo necesitan los encontrarán muy caros o no los obtendrán”, apuntan los expertos de Scope Ratings.

“En este contexto, mientras que el pago de dividendos sigue siendo una condición sine qua non para mantener a los inversores a bordo, los bancos deben pensar largo y tendido cuando se trata de recompra de acciones, especialmente a gran escala”, concluyen.

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