Argentina ha reestructurado con éxito casi la totalidad de su deuda de 65.000 millones de dólares con acreedores privados, mediante un acuerdo prácticamente unánime con el 99% de los tenedores que permitirá al país poner fin al noveno incumplimiento de su deuda soberana. El acuerdo, anunciado a inicios de agosto, pone punto y final a meses de negociaciones plagadas de estancamientos y desacuerdos.
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Así lo anunció este lunes Martín Guzmán, ministro de Economía de Argentina, cuando explicó que casi todos los acreedores habían aceptado la oferta de su gobierno, que extendió los vencimientos de la deuda y redujo los pagos de las tasas de interés de un promedio de 7% a alrededor de 3%.
“Que nunca más podamos entrar en este laberinto (del endeudamiento), por favor”, dijo el presidente Alberto Fernández en un discurso, flanqueado por gobernadores regionales y destacados miembros del Congreso. “En 10 años, en 2030, Argentina deberá 38.000 millones menos de lo que debíamos el año pasado. Nada de esto fue fácil, pero si hay algo que los argentinos saben hacer es levantarnos cuando caemos. Hoy estamos de pie y en movimiento ”, agregó, destacando al Papa Francisco, un argentino, y a los líderes de México, Alemania, Francia, España e Italia por su apoyo durante las negociaciones.
“Los nuevos bonos pueden beneficiarse de un apetito general por el crédito de los mercados emergentes”, señalan los expertos de Julius Baer, “lo que atrae a inversores ávidos de rendimiento”. Sin embargo, el país “aún debe abordar grandes retos como las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), revivir la economía maltrecha y presentar un plan económico creíble”, puntualizan.