Por un sistema de peajes electrónicos urbanos

Juan Ramón Rallo

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 19 feb, 2019 20:54
cb peaje 544

Liberalizar la concesión de licencias de taxi o de autorizaciones VTC —es decir, poner fin a su limitación cuantitativa, de modo que cualquier conductor que cumpla unos requisitos mínimos pueda acceder a una— generaría, según pronostican sus detractores, un colapso de nuestras ciudades: “Con licencias libres —afirman— podríamos llegar a ver a un millón de taxistas por las calles de Madrid, lo que dispararía los atascos y la contaminación”.

Desde esta perspectiva, la restricción numérica de estos permisos constituiría un mecanismo idóneo para regular las dos externalidades negativas que genera el automóvil dentro de nuestras ciudades: la congestión y la polución.

Y, ciertamente, restringir el número de licencias ayuda a combatir la congestión y la polución del tráfico, pero no es la única forma de lograrlo ni tampoco la más eficiente (esto es, aquella que permite conciliar de un mejor modo los intereses de todas las partes implicadas). Por ejemplo, otra manera acaso más razonable de reducir los efectos perniciosos del taxi sobre los atascos y sobre la contaminación sería exigir su precontratación, así como la prohibición de que circulen vacíos por la ciudad en busca de clientes: de hacerse así, solo circularían aquellos taxistas que fueran a prestar un servicio al usuario y durante el tiempo imprescindible para ello.

Y en este último caso sería del todo indiferente si la oferta potencial de taxistas fuera de 70.000 o de un millón: de entre todos ellos, como decimos, tan solo ocuparían las calzadas aquellos que estuvieran prestando activamente un servicio, no aquellos que simplemente aspiraran a prestarlo. Por consiguiente, a menos que los taxistas pronostiquen que, liberalizando el sector, habría centenares de miles de ciudadanos usando simultáneamente los servicios del taxi, la libertad de entrada en el sector del taxi no conduciría al colapso de las ciudades con esta última limitación alternativa a los cupos de licencias.

Curiosamente, empero, no he escuchado a ningún colectivo de taxistas —tan preocupados como dicen estar por los atascos y por la polución— plantear este tipo de soluciones que permitirían combinar la libertad en la elección de oficio (y la supresión de los privilegios anticompetitivos del taxi) con un acotamiento incluso superior al actual de las externalidades negativas generadas por ese oficio: cualquiera diría, de hecho, que la congestión y la contaminación son meros pretextos que utiliza el gremio para repartirse monopolísticamente el sector de alquiler de vehículo con conductor.

Ahora bien, es cierto que el servicio de buscar a pasajeros por la calle puede resultar valioso para los propios ciudadanos y, además, no dejaría de resultar discriminatorio que un particular esté autorizado a dar vueltas sin límite por la ciudad y, en cambio, un taxista no pueda hacerlo. ¿Existe alguna alternativa que permita que todos los conductores internalicen sus externalidades negativas en un marco de libertad de entrada en el sector del taxi? Sí: los peajes electrónicos urbanos.

Actualmente, circular en coche por una ciudad es gratuito para el conductor (aun cuando deba hacerse cargo del coste variable del combustible y de otros costes fijos vinculados a la tenencia y uso del vehículo). Este no toma en consideración que, al ocupar la calzada, está perjudicando a otros conductores (atascos) y a otros ciudadanos no conductores (polución). Si, en cambio, cada conductor tuviera que abonar un peaje que dependiera del número de vehículos circulando simultáneamente por un barrio o de los niveles de contaminación en la ciudad, entonces cada conductor —no solo cada taxista, sino todos y cada uno de los conductores— se autolimitaría a la hora de usar su coche (o bien buscaría otras alternativas de movilidad o bien optimizaría sus trayectos)... Leer Más

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