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Capitalbolsa | 17 oct, 2017 16:48

El Fondo Monetario Internacional profundiza en su último World Economic Outlook, publicado la semana pasada, en las dinámicas salariales de los países desarrollados y su impacto en las métricas de precios. A nuestro juicio, la discusión en torno a las razones del mantenimiento de una situación de crecimiento relativamente elevado y un entorno de inflación baja (lo que se ha venido a llamar “Goldilocks”, en la medida en que se trata de una situación óptima desde el punto de vista del mercado), sólo tiene validez desde una óptica academicista.

Y es que existen varias cuestiones por las que pensamos que este “óptimo” cíclico tiene los días contados, no tanto por las amenazas para el crecimiento, sino por el riesgo de intensificación de presiones inflacionistas en algunas economías desarrolladas, en particular en EEUU, la más avanzada en términos de madurez cíclica.

En este sentido, los últimos registros de empleo (correspondientes al mes de septiembre), aunque afectados por el impacto de los desastres naturales, revelan un lento pero inexorable incremento salarial (el avance en términos interanuales se sitúa ya en niveles del 2,9%) y las métricas de confianza empresarial y del consumidor apuntan a que este proceso se prolongará a lo largo de los próximos meses.

Adicionalmente, la situación de la economía china, una de las principales fuentes históricas de deflación a nivel global, estaría empezando a darse la vuelta, gracias a los mayores precios de las materias primas, la reducción de la capacidad ociosa y el incremento de la regulación medioambiental, lo que derivaría en una inflación que, hasta ahora, embalsamada, tarde o temprano terminará por filtrarse al conjunto de la economía global.

Por último, la debilidad del dólar estadounidense estaría ahora empezando a trasladarse a mayores precios de importación, que terminarían por permear parcialmente al consumidor. De ahí que, aunque los últimos registros de precios en EEUU fueron algo más flojos de lo esperado (el IPC general se situó en el 2,2% i.a. -frente al 2,3% esperado- y el subyacente en el 1,7% i.a. -frente al 1,8% esperado-) nuestras expectativas apuntan a que la inflación subyacente a 6-9 meses vista podría situarse 0,5 puntos porcentuales por encima de los niveles actuales. Expectativas similares manejaría la Reserva Federal donde, si bien en sus últimas actas algunos miembros apuntaban, una vez más, al debate en torno a los motivos (coyunturales o estructurales) de una inflación más débil de lo habitual a estas alturas del ciclo, Janet Yellen volvía a señalar este fin de semana de manera explícita que espera una aceleración de la inflación en los próximos meses.

En este contexto, seguimos esperando que la Fed prosiga con el proceso de normalización de su política monetaria, que consistiría en una subida adicional de los tipos de referencia antes de acabar el ejercicio, tres en 2018 y, por lo menos, dos en 2019 (todas ellas de 25 pb)

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