“No quiero trabajar. Ahora estoy mejor en el paro. Luego, ya veremos”. La España subsidiada

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Capitalbolsa | 19 nov, 2020 19:30
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En la consulta del Doctor García (Clínica Rementería de Madrid), uno de los mejores cirujanos de España en implante de lente intraocular y extirpación de cataratas, escucho algo, que se repitió mucho en la Gran Crisis de 2009.

Una joven le dice a su abuela."Han llamado a Alberto (supongo, que hermano suyo) para un trabajo informático, que puede hacer con comodidad desde casa y buenos rendimientos. Ha rechazado la oferta. No quiere trabajar. Está en el paro y está mejor así. Dice que cuando termine, ya verá qué es lo que hace ¿Eso está muy mal, verdad? Todos nos peleamos por un trabajo y este dice, que se vive mejor del paro. Increíble, remata la joven. Un razonamiento similar lo escuché en 2009. En uno de los parques próximos a mi casa, una chica le contaba a su madre, que iba a aprovechar los dos años de paro para cuidar de su hijo. "Luego, ya veremos".

"Una sociedad anestesiada, una sociedad zombi, una sociedad que mira al cielo del Estado esperando el maná para subsistir, no es, precisamente, la mejor compañera de viaje en Bolsa, por mucho que nuestro Ibex quiera erguirse al modo del mejor índice del mundo. Vivimos en la época del subsidio para tapar bocas, acallar posibles algaradas...¿Hasta cuándo? Por lo pronto, se preparan nuevas subidas del Salario Mínimo. Creo que España seguirá pendiente del subsidio mucho tiempo más, aunque sea a costa de adelgazar otras partidas presupuestarias", me dice el director de ventas de una sociedad de valores y Bolsa.

“¿Cómo pretender con estos mimbres que mi sociedad, como otras tantas empresas funcionen como antaño? En la actualidad vender Bolsa o productos relacionados con ella es una tarea imposible. Pero no tengo mayores opciones, acorralado por ERES y ERTES. O sea, ¡Virgencita, Virgencita…”, añade.

Tras este cambio de impresiones busco documentación al respecto. En el lenguaje económico corriente, los subsidios son aplicados para estimular artificialmente el consumo o la producción de un bien o servicio. Son los mecanismos contrarios a los impuestos.

Generalmente la aplicación de subsidios específicos al consumo o a la producción de un producto cualquiera, tiene su origen en la intención de los Estados de alcanzar metas sociales, o bien favorecer (por distintas razones) a determinadas personas, actividades o zonas de un país.

También suele otorgarse desde el Estado a las empresas privadas, con el fin de evitar que posibles aumentos de tarifas lleguen a los consumidores finales de los productos o servicios que ellas proveen, y así proteger la economía regional (principalmente en épocas de inflación).

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