Llega el Uber de la marihuana: la dosis en la puerta de casa

Estas aplicaciones son muy diferentes entre sí. En algunos casos, como el de Canary, el control por parte de los gestores del programa es muy rígido. La app opera solo en la ciudad de Seattle, en el estado de Washington, y exige a los consumidores que enseñen la receta que medica el consumo de la sustancia para más tarde ponerse en contacto con el médico que la expidió.

CONTACTO ENTRE CONSUMIDORES Y VENDEDORES

Otras, sin embargo, son menos rigurosas. Así es el caso de Eaze, que informaba a sus usuarios de que la aplicación ponía en contacto a consumidores y proveedores y de que no garantizaba que algunas de las dos partes no fuera de fiar. De hecho, este es el funcionamiento de la mayoría de estos programas, en los que la app simplemente sirve de punto de encuentro entre quienes quieren comprar y quienes quieren vender.

Al menos éste es el argumento que dio Nestdrop cuando fue clausurada por la Corte Superior de Los Angeles, según ha informado Europa Press. Los propietarios de la aplicación argumentaron que habían creado un programa que no era nada más que “una tecnología de comunicación” y no una herramienta para la venta y distribución de marihuana.

Estas aplicaciones se han convertido en un verdadero desafío para los Gobiernos, que quieren controlar el tráfico de la sustancia. La marihuana se encuentra regulada en casi todos los países y su venta y tráfico es ilegal, de ahí que los programas se conviertan en un quebradero de cabeza para las autoridades. Además, cada vez que se cierra una de estas app, aparece otra nueva que ofrece el mismo servicio.

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