- Los médicos no están habituados a tratarlo
- Se transmite por la picadura del mosquito tigre
- No tiene cura
La chikungunya, una palabra hasta hace unos días desconocida por la mayor parte de los españoles, está cobrando cada vez más protagonismo. Este virus procedente de las regiones tropicales de Asia, que se transmite a través de la picadura del mosquito tigre, ha hecho saltar las alarmas esta última semana.
Los casos de virus chikungunya están aumentando en España, pero los profesionales sanitarios no están acostumbrados a tratar con este tipo de enfermedades más propias de otros entornos. Por eso, según informa El País, el Ministerio de Sanidad está preparando un plan de acción para sensibilizar e informar a los médicos de atención primaria.
“Vamos a intentar que los médicos tengan los conocimientos y las habilidades necesarias para afrontar este problema”, indica Fernando Pérez Escanilla
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“Vamos a intentar que los médicos tengan los conocimientos y las habilidades necesarias para afrontar este problema. Cada vez hay más mosquitos y más probabilidades de que aparezcan casos y la información oficial todavía no está llegando”, indica Fernando Pérez Escanilla, de la Sociedad Española de Medicina General, en declaraciones al citado diario.
Este mes de julio se registró el primer caso de contagio en España del virus Chikungunya, hasta ahora todos los contagios se habían producido en el exterior. Se trata de un hombre de Gandia (Valencia) de 60 años, un técnico de medio ambiente que en julio se contagió en España del Chikungunya, a través de la picadura del mosquito tigre.
El mosquito tigre es fácil de reconocer por su peculiar aspecto, ya que cuenta con unas líneas blancas muy características tanto en las patas como en el abdomen. Este insecto procede de las regiones tropicales de Asia, siendo habitual encontrar poblaciones nativas en países como India, China o Tailandia.
No existe ningún tratamiento curativo y se debe esperar el alivio de los síntomas y, aunque no es demasiado grave, en pacientes mayores puede contribuir a su muerte. Puede durar apenas entre cinco y siete días y la mayoría se pueden recuperar de manera integral, pero en algunos casos los dolores articulares pueden durar meses y hasta dos o tres años.
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