brexit-les-citoyens-de-l-ue-menaces-d-expulsion-sans-changement-de-statut 20200118110015

En las antípodas. Así están ahora mismo Reino Unido y la Unión Europea en lo que respecta al acuerdo comercial que pondrán encima de la mesa cuando empiecen las negociaciones en marzo, una vez materializado el Brexit. El choque en esta nueva fase es más que evidente, ya que a pesar de que tanto Londres como Bruselas hablan de un acuerdo de libre comercio, cada uno tiene su propia visión sobre cómo debería ser. Y eso ha disparado el temor del mercado, ya de por sí latente ante lo ajustado del plazo para lograr el entendimiento.

El discurso de Boris Johnson de este lunes y el que por su parte dio el jefe negociador de la UE para el Brexit, Michele Barnier, pusieron de manifiesto que por delante queda un camino largo y pedregoso que no será nada fácil. Los Veintisiete y los británicos tienen planteamientos muy diferentes, y aunque hay varios puntos conflictivos las discrepancias pueden resumirse básicamente en que la Unión Europea quiere que el Reino Unido se adhiera a sus reglas y a sus tribunales para garantizar el acuerdo, lo que Johnson ha dicho que no ocurrirá.

"No hay necesidad de un acuerdo de libre comercio que suponga aceptar las reglas de la UE en asuntos de competencia, subsidios, protección social o el medioambiente, más de la que existe para que la UE tenga que aceptar las reglas británicas", dijo Johnson en respuesta a Barnier, quien ha insistido en que el acuerdo que Bruselas ofrece es "altamente ambicioso" y que por eso no puede haber un tratado para realizar intercambios comerciales libres (sin aranceles ni inspecciones de productos) si Londres se aleja de la legislación comunitaria, porque esto podría dar ventaja a las empresas británicas.

Es cierto que la negociación ni siquiera ha empezado, y que la forma que adquiera el acuerdo dependerá de las concesiones que estén dispuestas a hacer ambas partes (estos puntos de vista son el punto de partida, no el destino final), pero el desencuentro ha provocado la reacción inmediata del mercado. Sobre todo porque Johnson ha dejado claro que está preparado para enfrentarse a la UE y ha dicho que si no puede lograr el acuerdo que quiere, el mismo que tiene el bloque comunitario con Canadá, sin aranceles ni cuotas, entonces habrá uno a imagen del que hay con Australia.

El acuerdo parece lejano, y la mayor damnificada ha sido, sin duda, la libra esterlina. La divisa británica se ha debilitado considerablemente, registrando este lunes caídas de más del 1% y rubricando su mayor caída en un día en siete semanas, por los renovados temores a que Reino Unido no sea capaz de asegurar un acuerdo comercial con Bruselas para finales de año (el plazo es de once meses, dado que acaba el 31 de diciembre). "Las señales sugieren que las conversaciones podrían ser irritantes", dicen los expertos de Rabobank, que cree "evidente" que para miles de empresas en todo Reino Unido y Europa "hay muchas cosas que dependen del resultado de las conversaciones", de forma que "hasta que no haya más claridad, la libra seguirá siendo vulnerable".

POSICIONES ENCONTRADAS

La tensión entre Reino Unido y la UE ha vuelto a dispararse por la lejanía en sus posiciones negociadoras. Ahora mismo ambas partes se encuentran en un punto muerto, a la espera de que empiecen de verdad las conversaciones comerciales, pero queda claro que el acuerdo será difícil.

Y es que Bruselas exige "igualdad de condiciones" en su oferta, que está condicionada a una competencia abierta y justa. Además, reclama que cualquier controversia que pueda haber sea dirimida por un tribunal europeo, además de incluir un acuerdo sobre la pesca y que Gibraltar no forme parte del acuerdo. Pero la posición de Reino Unido no puede ser más lejana.

Los británicos sostienen que no hay necesidad de seguir las reglas de la UE, y que no se podrá obligar a Reino Unido a sellar un acuerdo si no comparte los términos del mismo. Aunque Johnson ha remarcado que eso no quiere decir que no pueda haberlo. Reino Unido reclama plena autonomía jurídica, es decir, no estar obligado por un tribunal de la UE, y aunque se muestra dispuesto a considerar el acuerdo pesquero, propone negociaciones anuales, lo que parece poco probable que acepte la UE. Asimismo, Londres asegura que negociar en nombre de Reino Unido incluye a Gibraltar.

Esto es solo el principio, pero parece claro que el Brexit seguirá dando sustos a los inversores este 2020.

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