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Ursula von der Leyen y Boris JohnsonDowning Street (Flickr)

Bruselas copiará la estrategia que ha seguido Donald Trump en sus conversaciones con China y usará el acceso al mercado común como una de sus principales bazas en la negociación comercial que arrancará dentro de poco con Reino Unido, una vez consumado el Brexit. Así lo creen los analistas de Berenberg, que esperan que los Veintisiete usen este "poder" para hacer a la UE más fuerte, aunque eso no compense la reducción de su peso en el PIB global.

"Mientras los Veintisiete mantengan una posición común, pueden utilizar las condiciones en las que conceden acceso a su enorme mercado interno como poderosas bazas de negociación. Siguiendo el ejemplo de EEUU y China, esperamos que la UE utilice esta herramienta con más decisión que antes, y no sólo en las próximas conversaciones sobre las relaciones post-Brexit con el Reino Unido", dicen los expertos de esta firma alemana.

La UE ha lanzado en los últimos días varios mensajes al Gobierno de Boris Johnson en este sentido. Hace unos días era Alemania la que avisaba a Reino Unido de que tras el Brexit debería aceptar las condiciones de Bruselas si quiere mantener el pleno acceso al mercado único, y este viernes era Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, el que se expresaba en términos similares.

En concreto, el belga dijo que "cuanto más se aparte Reino Unido de las normas de la UE, menos acceso al mercado único tendrá". Así se pronunció en una comparecencia conjunta con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que también se refirió a este asunto: "Queremos tener la mejor relación posible con Reino Unido, pero nunca reproducirá los beneficios de la adhesión", apuntó.

Tras la salida de Reino Unido del club comunitario el 31 de enero, se abre ahora el denominado periodo de transición. De ahora en adelante, y hasta finales de diciembre de 2020, el país anglosajón deberá seguir cumpliendo las normas de la UE dado que seguirá dentro del mercado único europeo y de la unión aduanera, mientras se negocia la futura relación. Once meses por delante en los que se hablará de muchas cosas.

Ambas partes aspiran a lograr un acuerdo de libre comercio que limite los daños económicos por la marcha británica del mercado único, algo que no será nada fácil, dados los muchos temas que estarán encima de la mesa. Por ejemplo, Londres y Bruselas tendrán que superar el escollo del acceso a las aguas pesqueras (España, Irlanda, Dinamarca, Francia, Bélgica, Países Bajos, Suecia y Alemania pescan 637.000 toneladas anuales en aguas británicas), y el proceso la City de Londres se juega su posición como 'hub' financiero global, ya que las negociaciones definirán su nivel de acceso al mercado comunitario.

Sin olvidar que la banca y las aseguradoras británicas perderán a partir de diciembre el pasaporte financiero para operar sin restricciones en el bloque comunitario, mercado que genera el 25% de los beneficios del sector, por lo que Reino Unido y Bruselas tendrán que acordar qué ocurre en este sentido.

CAMINO ACCIDENTADO

Son solo algunos ejemplos de lo que espera a europeos y británicos a partir de ahora. Berenberg afirma que "el camino a seguir será accidentado", sobre todo porque con el Brexit la participación de la UE en el PIB mundial caerá del 22,1% al 18,8%. Y tampoco se puede olvidar el impacto económico que tendrá tanto en Reino Unido como en los Veintisiete.

La economía británica ha prosperado durante los 47 años que ha pasado como miembro de la UE, al "haberse transformado del enfermo de Europa en los años 70 en una de las economías más vibrantes y bien reguladas del mundo", afirman los analistas de la casa germana, que creen por ello que pese al Brexit Reino Unido logrará mantener "muchas de las características que lo han convertido en un buen lugar para invertir y crear puestos de trabajo". Estima, de hecho, que el crecimiento del PIB se puede ver reducido del 2%-2,1% actual a "un todavía respetable 1,6%-1,7% en el futuro".

"Los Vintisiete se enfrentarán a un acceso menos privilegiado a uno de sus principales mercados"

En todo caso, "la magnitud del daño dependerá del futuro marco de intercambios transfronterizos entre el Reino Unido y la UE", afirma Berenberg, que asegura que "el impacto económico de Brexit en los Veintisiete será menor". Las exportaciones a Reino Unido representan el 3% del PIB, mientras que el país anglosajón gana el 12% de su PIB vendiendo bienes y servicios a la UE. "Los Vintisiete se enfrentarán a un acceso menos privilegiado a uno de sus principales mercados", aunque el daño "se compensará con cierta desviación del comercio, la inversión y los migrantes cualificados" del Reino Unido a otras economías de la Unión Europea.

Falta ver qué negocian Londres y Bruselas, y si realmente los once meses que tienen por delante son suficientes para llegar a un acuerdo. Aunque Berenberg recuerda que, con el tiempo, la situación podría cambiar. "No nos sorprendería que, después de un futuro giro del péndulo político en Reino Unido, Londres pueda estar dispuesto a mejorar sus relaciones económicas con la UE negociando nuevos acuerdos. Sin embargo, esto puede llevar bastante tiempo", concluyen.

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