Más trigo que paja

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Capitalbolsa | 13 mar, 2018 20:30
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La semana pasada fue intensa en referencias de distinta índole que, poniéndolas en su conjunto encima de la balanza, no alteran nuestra perspectiva de entorno constructivo aún vigente para el mercado durante buena parte de este año. Perspectiva que sigue nutriéndose en gran medida de un crecimiento global que proyecta el nivel más alto desde 2011 (registro próximo al 4%), lo que desembocaría en un avance de los beneficios empresariales robusto (en el caso de las compañías europeas de menos a más con el paso de los trimestres).

La política monetaria no tendría por qué perturbar este panorama benigno. Con las coordenadas inflacionistas vigentes y las proyectadas, la Reserva Federal no acometería más de cuatro subidas de tipos de interés (de 25 pb cada una) este año, cuantía perfectamente digerible por la economía y el propio mercado. En el caso del BCE, la autocrítica en el seno de su Consejo de Gobierno se desprende de su pauta de actuación reciente. Desde la comparecencia de Draghi en Sintra en junio del año pasado, varios han sido los episodios de errores dialécticos que, de manera indirecta, han terminado tensando las condiciones monetarias en la región, vía efecto divisa.

En las últimas semanas, sin embargo, la prudencia en las declaraciones, empezando por el propio Draghi la semana pasada tras la última reunión de política monetaria, ha sido la tónica predominante. Es verdad que hizo hincapié en que el robusto crecimiento económico (mayor de lo previsto anteriormente) refuerza la confianza en que la inflación convergerá hacia el objetivo. Creemos, por ello, que el siguiente paso podría ser, en junio, el anuncio oficial del fin del QE en septiembre o residualmente en diciembre: mantenemos una pequeña subida del tipo de depósito hacia el 1T19 (10 pb, hasta -0,30%) y entre el 2T19 y el 3T19 podrían subir 10 pb todos los tipos oficiales. Pero también es verdad que creemos que el BCE seguirá elevando el tono del comunicado de forma muy gradual para evitar un endurecimiento repentino de las condiciones financieras. ¿Y el proteccionismo como amenaza perturbadora para el escenario que manejamos? La deflactamos de manera sustancial. Sin incurrir en un ejercicio de economía-ficción que no sería riguroso por la imprecisión lógica en los aranceles concretos a barajar y el número de economías implicadas, de momento es lógico que el mercado dude sobre la implementación de las medidas.

Trump dijo la semana pasada que, por ahora, Canadá y México estarían excluidos. Asimismo, los países que tengan un acuerdo de cooperación en materia de seguridad con EEUU podrían quedar exentos. El alcance final de las medidas no se aclarará, por tanto, hasta que se detalle su contenido, algo que se espera que suceda en los próximos 15 días. El riesgo es que se produzca una eventual escalada proteccionista. Pero, por ahora, los otros países no han mostrado apetito por revertir los avances de calado de la liberalización comercial de las últimas décadas, como muestra la firma esta semana del acuerdo comercial de Asia Pacífico, a pesar de la autoexclusión de EEUU.

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