La fragmentación de las grandes tecnológicas podría ser una buena noticia para los inversores

Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro

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Capitalbolsa | 26 ene, 2023 12:26
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RUPTURA: El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha interpuesto una demanda antimonopolio contra el negocio de tecnología publicitaria de Alphabet. Esto se suma a la demanda antimonopolio similar contra su negocio de búsquedas.

No hablaremos del fondo del asunto, pero sí de tres puntos. 1) Nos encontramos en un territorio inexplorado en materia de legislación antimonopolio que data de hace más de un siglo en la regulación de productos "libres". 2) La historia demuestra que estas cuestiones pueden tardar décadas en resolverse. 3) Las restricciones y fragmentaciones en el "peor de los casos" suelen ser una oportunidad para los accionistas, desde Standard Oil en 1911 hasta Microsoft en 2002, ya que liberan valor y acaban con la incertidumbre.

LEGADO: El caso más famoso fue la fragmentación de Standard Oil en 1911. En aquel momento controlaba el 90% de la industria petrolera estadounidense. Se dividió en 34 empresas y la valoración de la suma de sus partes se disparó. Pero llevó su tiempo, ya que se produjo 20 años después de la primera acción emprendida por el gobierno. La empresa sigue viva hoy a través de Exxon, Chevron, BP y Marathon. También en 1911 se disolvió American Tobacco. Conocida como "Tobacco Trust" por su dominio del mercado, se dividió en cuatro empresas tras cinco años de lucha legal. Hoy sigue formando parte de British American Tobacco. Estas acciones se produjeron tras la aprobación de la Ley Sherman (1890), modificada por la Ley Clayton (1914). Hoy en día siguen siendo los fundamentos de la legislación antimonopolio estadounidense.

LOS MÁS RECIENTES: AT&T y el sistema Bell se separaron en 1984, escindiendo sus siete unidades operativas regionales. Tras una batalla legal de una década. Ma Bell sigue viva en las actuales AT&T y Verizon. Más recientemente, y de forma menos dramática, Microsoft llegó a un acuerdo con el Gobierno en 2001 para no incluir su navegador de Internet con su sistema operativo para PC. Esto se produjo tras ganar un recurso contra una sentencia. Fue una investigación y una batalla legal que duró una década, y con los mejores días de las acciones de Microsoft aún por delante (véase el gráfico).

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