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Jaume CollboniEUROPA PRESS

Barcelona en Comú se lo ha jugado todo a doble o nada en la disputada Alcaldía de Barcelona. A una semana escasa de que se celebre el pleno de constitución de las alcaldías elegidas en las elecciones municipales del 26 de mayo, la alcaldesa en funciones, Ada Colau, ha tomado la iniciativa y ha presentado su candidatura para hacerse de nuevo con la vara. Se ha escudado en el tripartito de izquierdas para forzar los apoyos del PSC sin condiciones previas y sin un acuerdo sobre la mesa que aísle a ERC del futuro gobierno municipal.

Ni el candidato republicano, Ernest Maragall, ni el socialista, Jaume Collboni, han mordido el anzuelo. El ardid de insistir en construir un acuerdo progresista para la capital catalana, sin líneas rojas y que huya de la política de bloques no les convence, sabedores de que todo consiste en una estrategia de Colau para lograr sus votos sin comprometerse en nada a cambio. Con los apoyos del candidato de BCN Canvi-Cs, Manuel Valls, en el bolsillo, sólo le hacen falta los de Collboni, pero el PSC no está dispuesto a gobernar con la todavía alcaldesa “sin un acuerdo que se haya hecho público antes del día 15 de junio”, aseguran fuentes del partido a ‘Bolsamanía’.

“Tienen miedo a los suyos”, afirman, en alusión a la revuelta que se puede dar en el seno de BComú si se va de la mano de los liberales “por lo que seguirán con la cantinela hasta el último momento, puede que incluso hasta el mismo día”. Según las mismas fuentes, el entorno de Colau pretende acudir a la sesión de investidura del próximo sábado sin nada firmado y forzar que el PSC le vote, “pero nosotros no lo haremos si antes de esa fecha no se presenta el acuerdo”, aseguran.

La jugada, de hecho, es similar a la que hizo Ciudadanos en la Junta de Andalucía. En aquella ocasión, la fuerza naranja no negoció con Vox, sólo con los populares. Emulando aquella estratagema, BComú ha tomado distancia con Valls, a la vez que intenta poner en jaque a Maragall y Collboni. Si pierde, será responsabilidad de ambos que las izquierdas no logren gobernar la Ciudad Condal. La alternativa es Maragall, que se alzará como primer edil al ser la suya la lista más votada, con los apoyos, con toda probabilidad, de Junts per Catalunya.

La pinza hecha a los socialistas es, por tanto, doble. Si finalmente ERC obtiene la vara, serán los únicos culpables de que Barcelona se convierta en “un plató del soberanismo”, según declaraciones del partido. La decisión a la que se enfrenta Collboni es capital: traicionar su principal propuesta de campaña, dándole la espalda a Colau, o bailar a su son y arriesgarse a que la exactivista se la juegue y dé entrada a los republicanos en diferentes concejalías.

El partido lo tiene muy claro. Según ha podido saber ‘Bolsamanía’, rechazan categóricamente un gobierno municipal con ERC, así como cualquier tipo de consenso con los independentistas de izquierdas. Defienden que su propuesta es la misma que hace una semana: hacer alcaldesa a Colau mediante una coalición y con el respaldo externo de Valls. “El pacto será con el PSC y sin esquerra o no será”, garantizan desde la cúpula del partido.

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