Un regreso a una inflación más alta es inevitable

Sin embargo, lo que me molesta es que los banqueros centrales son unánimes. Uno pensaría que habría cierta diversidad de pensamiento, pero no puedo encontrar un banquero central importante que esté haciendo sonar algún tipo de alarma.

Tienen miedo de la desinflación y quieren utilizar la función de señalización para impulsar la confianza, la inversión y, en última instancia, la inflación. Creen (probablemente con razón) que pueden detener la inflación cuando se produzca con algunas subidas de tipos.

Al mismo tiempo, la dinámica a largo plazo está cambiando. La función de reacción a los gobiernos y los bancos centrales ha cambiado.

Alguna vez se creyó que las recesiones eran una parte natural del ciclo. Ahora, no creo que los gobiernos de ninguna parte las toleren. La pandemia les ha enseñado que incluso el peor impacto puede contrarrestarse con dinero barato y gastos elevados.

Es bueno pensar que se trata de una respuesta única a una pandemia, pero no creo que lo sea. Ya sea ahora o en 10 años, la próxima recesión se enfrentará con el mismo tipo de potencia de fuego.

Existe una nueva creencia arraigada de que los déficits no importan. Mientras los bancos centrales mantengan la política flexible y los gobiernos sigan gastando, no habrá recesión mientras la inflación se mantenga baja. El problema es que si llega la inflación, cuando llegue la inflación, será desastroso. Los costos de financiamiento de la deuda se dispararán mucho más allá de la sostenibilidad, los pagos de hipotecas se dispararán. Sin duda, los bancos centrales serán despojados de su independencia a medida que los votantes exijan alivio y eso empeorará el problema.

La única pregunta es cuándo.