Con la diligencia de un buen padre de familia

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 Banco

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 13 ago, 2021 19:29
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Las grandes cifras y temas macroeconómicos parecen de difícil comprensión por parte de los ciudadanos de a pie. Existe la creencia errónea de considerar que el Estado siempre tiene recursos para pagar lo que haga falta, como si su caja fuera ilimitada.

En realidad, las cuentas públicas de un Estado no difieren mucho a las de una familia o una empresa. Cualquier familia o empresa que consuma e invierta más de lo que ingresa, necesariamente tendrá que pedir prestado a terceros para cuadrar el desfase. Al tener deudas con terceros, parte de sus ingresos lo tendrá que dedicar a pagar intereses. Si no reduce la cantidad destinada a inversiones y gastos, y los ingresos siguen siendo los mismos, cada año tendrá un déficit superior al tener que añadir a sus gastos iniciales los intereses de la creciente deuda.

Cualquier buen padre de familia o cualquier empresario, sabe que no puede gastar de forma permanente más de lo que ingresa. Llegará un momento en el que sus acreedores dejarán de financiar su gasto creciente y, si alguno le sigue financiando lo hará a tipos de interés más elevados. De tal forma que, o reduce sus otros gastos, o su déficit será cada vez mayor.

Desde que comenzó la crisis financiera de 2008 ha ocurrido básicamente lo mismo con las cuentas públicas de algunos países, entre otros de España. En los trece años transcurridos desde 2008, el déficit público acumulado ha sido de más de 948 mil millones de euros, o una media de 73 mil millones de déficit al año. En otras palabras, los gastos e inversiones públicas han excedido en dicha cantidad a los ingresos públicos, y por esa diferencia el Estado ha emitido deuda para poder financiar dichos déficits.

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