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La inflación subyacente se ha convertido en un verdadero problema para el Banco Central Europeo (BCE). Situada en la cifra récord del 5,6%, su escalada parece no tener freno. Una situación que, unida a su solidez y resistencia, llevará al organismo presidido por Christine Lagarde a ser más agresivo en su endurecimiento monetario y a subir los tipos de interés otros 50 puntos básicos (pb) en su reunión de mayo.

Así lo creen los analistas de Morgan Stanley que, en base a la dependencia que tiene el BCE de los datos para sus decisiones, señalan que "es probable que el pico mucho más tardío de inflación la subyacente, una inflación más fuerte de los alimentos y unas expectativas de inflación elevadas sean los principales catalizadores de más subidas en los próximos meses".

En este sentido, esperan un incremento de 50 pb en mayo y que el banco central no reduzca su ritmo hasta los cónclaves de junio y julio, cuando acometa dos alzas de 25 pb, antes de hacer una pausa en septiembre.

"Julio será el último golpe de este ciclo para el BCE y septiembre debería ser el momento de hacer una pausa, armados con nuevas proyecciones y con la inflación subyacente finalmente mostrando signos claros de la tan esperada caída", indican en la firma estadounidense.

Desde Morgan Stanley apuestan porque el IPC subyacente se mantendrá alrededor del 5,6%-5,7% hasta junio de 2023 y comenzará a disminuir a partir de la segunda mitad del año.

En cuanto a la inflación general, prevén que descienda en marzo hasta el 7% debido a la caída de los precios de la energía, provocada principalmente por la bajada de los precios del gas.

"La inflación de los bienes básicos podría estar cerca de su punto máximo, ya que las tasas de crecimiento mensual no muestran una fuerte tendencia de aceleración, pero las presiones inflacionistas en los servicios aún se están acumulando", indican.

TASA TERMINAL EN EL 4%

La expectativa de un ciclo de alzas más largo y agresivo por parte del BCE se basa en un pico más alto y tardío de la inflación subyacente. No obstante, unos datos mejores de lo esperado por el lado del crecimiento también podrían reforzar la intención de la entidad de llevar a cabo medidas más agresivas.

En febrero, el mercado se inclinó por un nivel final de los tipos de interés en torno al 3,5%. Sin embargo, la sorpresa alcista del IPC subyacente ha cambiado el escenario y ahora los expertos de Morgan Stanley lo ubican en el 4%, mientras que el consenso ya está cotizando una tasa terminal del 4,25%.

"Creemos que una tasa terminal más alta en comparación con antes coincide con que el BCE mantiene los tipos en ese nivel por un período de tiempo más corto. Por lo tanto, incluso si hemos retrasado el final del ciclo de alzas del BCE, aún esperamos que el banco central eventualmente comience a recortar las tasas en junio y continúe haciéndolo en cada reunión, hasta que vuelva a ser neutral en el 2% en 2025 ", explican desde la firma estadounidense.

IMPACTO EN LA ECONOMIA

La política restrictiva llevada a cabo por el BCE se dejará sentir en la economía de la zona euro a finales de 2023 y durante 2024.

En el futuro, una inflación general más baja, como consecuencia de la caída de los precios del gas, debería ser positiva para el gasto del consumidor y el PIB. Mientras tanto, se prevé que un euro más fuerte y unas condiciones financieras más estrictas sean un lastre para la actividad.

Por ello, el crecimiento de la eurozona se podría ver reducido a finales del presente año en un rango que va de 0,1 a 0,8 puntos.

"Esperamos que el pronóstico del BCE se revise al alza en 2023 hasta el 0,7% desde el 0,5%, dado que se han obtenido algunos datos mejores de lo esperado, pero que se revise a la baja desde el 1,9% hasta el 1,7% en 2024 y que en 2025 se mantenga en el 1,8%", concluyen desde Morgan Stanley.

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