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Rodrigo Rato, exministro y expresidente de BankiaBANKIA
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20 de julio de 2011, jueves, en torno a las doce de la mañana. Los colores corporativos de Bankia visten la escalinata de la Bolsa de Madrid, decorada con dos grandes logos verdes de la entidad. Directivos y periodistas llenan hasta la última esquina del parqué de la Bolsa de Madrid y en el escenario Rodrigo Rato, el hombre del momento, el objetivo al que apuntan todas las cámaras, se coloca, ataviado con un traje azul y una corbata estampada, al lado de la campana. Sujeta el cordón y lo mueve de un lado a otro mientras los periodistas no quitan ojo al tablón de las cotizaciones para captar su primer precio. Bankia se estrena con un valor de 3,75 euros por acción.

Mientras agita el cordón de la campana, poco hace sospechar al exministro que ocho años después tendrá que someterse al escrutinio público en una sala de la Audiencia Nacional para dar explicaciones por la decisión que le ha llevado a protagonizar esa escena: sacar a bolsa a Bankia. Afirma ante los medios que la entidad es “una inversión sólida” con un “recorrido al alza en beneficios”. Sonríe a los fotógrafos y posa con los presidentes de las otras seis cajas que se integraron en BFA. Termina el primer acto.

Han sido ocho años de espera, pero las cartas ya están sobre la mesa. El juicio por la salida a bolsa de Bankia ha quedado visto para sentencia tras más de diez meses de enfrentamientos entre las partes y debates técnicos. El plenario ha asistido a la comparecencia de más de un centenar de acusados, testigos y peritos, de cuyas declaraciones se sacan pocas conclusiones concretas.

La ingente cantidad de horas que ha durado el juicio ha dado lugar a muchos debates en bucle en torno a cuestiones recurrentes. Entre los temas estrella están el cargo de pérdidas contra reservas que hicieron las cajas en las cuentas de 2010, los contratos suscritos por Bancaja con Picton y Deutsche Bank para la venta de una participación de la entidad y el millonario déficit de provisiones de BFA.

Estos debates, especialmente intensos durante la fase pericial, han sido de un nivel bastante alto y difícil de seguir por el público no experto en la materia, como pueden ser los propios jueces. Mientras la fiscal del caso, Carmen Launa, las defensas, los peritos judiciales y los expertos propuestos por los acusados se enzarzaban en discusiones sobre provisiones y contabilidad, los magistrados se embarcaban en la difícil tarea de sacar una conclusión certera.

Con todo, el tema principal ha sido, como no podía ser de otra manera, la salida a bolsa de Bankia y el folleto que se dio a conocer al mercado para acompañar a la operación. Sobre el mismo, los abogados de los encausados han defendido a capa y espada que incluía toda la información legalmente obligatoria e, incluso, más de la necesaria tras solicitarlo la CNMV.

La fiscal, por su parte, cree que el supervisor de los mercados solamente dio su aprobación al documento porque se fió de las auditorías favorables que había emitido Deloitte sobre las cuentas que se encontraban incluidas en el folleto. Y, desde luego, opina que el Banco de España no tiene ninguna responsabilidad, ni en esta cuestión ni en otras muchas.

TEMAS COLATERALES

No obstante, durante el juicio se ha puesto ocasionalmente el foco en detalles coyunturales de la historia que se han comido muchas horas del juicio. La intrahistoria de la salida de Rodrigo Rato de la presidencia de la entidad, que se vendió al mercado como una dimisión, pero sobre la que existen mucha polémica y versiones contradictorias, centró los interrogatorios de los exbanqueros de otras entidades que pasaron por el plenario.

La publicación del informe anticipado sobre las conclusiones del Fondo Monetario Internacional sobre la economía española y la responsabilidad o no del Gobierno y, más concretamente, del exministro Luis de Guindos en ella también ha sido un tema de interés para la Fiscalía después de que el exconsejero José Manuel Fernández Norniella lo citara como el detonante de la crisis en la que se vio súbitamente inmersa Bankia en 2012 y que tuvo como primera consecuencia, precisamente, la dimisión del banquero de la entidad.

Asimismo, se han dedicado horas a la división interna entre inspectores y cúpula del Banco de España que se ha hecho patente en las diferentes sesiones. Al hilo de algunas informaciones de los inspectores en sus informes de seguimiento, todos los que pasaron por el juicio fueron preguntados por la flexibilidad con la que contaron a la hora de trabajar.

Rato utiliza su última defensa para recordar que Bankia "vale menos que cuando salió a bolsa"

La responsabilidad del Banco de España ha sido un tema recurrente entre las defensas, para las que todas las actuaciones del consejo de administración de Bankia y el de BFA estaban respaldadas por el supervisor, pero no para la fiscal, que libra al regulador bancario de toda culpa.

Si los encausados la tienen solamente podrá decidirlo el tribunal, presidido por Ángela Murillo, el único que tiene la potestad de cerrar el capítulo del debut bursátil de la entidad y, con él, uno de los episodios de las batallas de Rodrigo Rato con la Justicia. El exministro, que cumple pena de prisión por gastar 45.000 euros en restaurantes, hoteles, agencias de viaje y farmacias con su tarjeta black, tiene aún pendiente enfrentarse a otro tribunal por el supuesto cobro de mordidas en contratos de publicidad de Caja Madrid y Bankia. Si su estancia en prisión se alarga solamente está en manos del tribunal, que dará a conocer su sentencia en los próximos meses.

CAPÍTULO FINAL

1 de octubre de 2019, martes, en torno a las dos de la tarde. Invitado por el tribunal, Rodrigo Rato se levanta de su silla en el banquillo de los acusados y pronuncia su alegato final. Vestido con traje, corbata y chaleco gris lanza un dardo al Banco de España y otro al actual equipo gestor del banco, liderado por José Ignacio Goirigolzarri. “BFA y Bankia en ningún momento fueron criticadas por supervisor”, afirma para sacudirse la responsabilidad de las decisiones de gestión que llevaron a Bankia a debutar en el mercado, al tiempo que recuerda que "Bankia, en relación a su balance, vale menos que cuando salió a bolsa". Al menos en esto, el exbanquero tiene razón. Bankia vale en estos momentos 1,72 euros por acción.

El que fuera considerado el artífice del “milagro económico” de España vuelve a su sitio en el banquillo de los acusados y los otros 33 encausados renuncian a su derecho a utilizar su turno de última palabra. No son aún las dos de la tarde cuando Ángela Murillo pronuncia las palabras más esperadas: “Se declara el juicio visto para sentencia. Se pueden marchar y muchas gracias a todos”. Cae el telón.

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