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Willie Walsh y Antonio Vázquez, CEO y presidente de IAG, respectivamenteLUIS MIGUEL GONZÁLEZ

La estructura de capital de IAG promete más de un dolor de cabeza a su consejo de administración. Si no se logra un acuerdo antes del 29 de marzo, el ‘Brexit duro’ le puede costar a la matriz de Iberia y Vueling unos 1.500 millones si pretende asegurar sus derechos de vuelo a golpe de talonario.

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Ese es el dinero que tendría que pagar IAG si activa su blindaje y recompra el alrededor de un 20% del capital que actualmente está en manos británicas y que, tras el Brexit, será considerado 'no europeo', poniendo en peligro la operación de Iberia, Vueling y Aer Lingus. Y el tiempo no corre a su favor.

Con el la ruptura de Reino Unido y la UE a la vuelta de la esquina y viendo que la operación de más de una aerolínea corre peligro, Bruselas prevé dar un periodo de gracia para que grupos como IAG pongan en orden sus estructuras.

Este balón de oxígeno en caso de 'Brexit duro' tiene su letra pequeña: IAG deberá presentar un plan en las próximas semanas en el detalle el cumplimiento de requisitos y plazos concretos para asegurar que cumple con las normas de propiedad y control y el 50% de la compañía está en manos de inversores europeos antes del 27 de octubre de este año.

Para lograrlo, desde la Unión Europea ya se da por sentado que van a tener que recurrir al ‘botón de emergencia’ que recogen los estatutos de las aerolíneas. Mientras otras como easyJet y Ryanair han dicho abiertamente que utilizarían este mecanismo si fuera preciso para forzar la venta de accionistas no europeos, desde IAG mantienen silencio sobre sus planes pero cuentan también con esta opción.

BLINDAJE CONTRA ACCIONISTAS NO UE

Como recoge el propio estatuto de IAG, si los derechos de explotación de la sociedad o de una operadora están en peligro, el consejo puede suspender los derechos políticos de un accionista u obligarle a vender la participación en un plazo de 10 días, como adelantó Bolsamanía. Además, si en 10 días -o el plazo que el consejo haya fijado-, IAG no tiene la certeza de que se han vendido esos títulos, podrá adquirirlos para su ulterior amortización.

El precio a pagar será el que resulte menor entre el valor teórico contable de la acción de acuerdo al último balance auditado y el precio medio de cotización de una acción ordinaria en el día que se compró según el boletín de la Bolsa de Londres.

Pero poner en marcha este plan de emergencia no será sencillo ni barato. El capital de IAG está muy fragmentado. Un 21,52% está en manos de su socio mayoritario, Qatar Airways, y otro 18% pertenece a fondos estadounidenses (Blackrock, Capital Research, EuroPacific). El porcentaje en manos británicas sería de alrededor de un 20%, incluido el casi 6% que acumulan entre los fondos Invesco y Lansdowne. Al menos otro 15% estaría en manos de inversores no británicos.

Teniendo en cuenta el valor contable de su acción al cierre de 2017-que normalmente es menor al precio de cotización-, si sólo tuviera que recuperar “por las malas” un 35% del capital (las acciones en manos británicas y ese 15% 'no europeo'), IAG necesitaría desembolsar casi 2.600 millones. Recuperar el 20% que está en manos de los fondos estadounidenses costaría otros 1.000 millones de euros.

Para iniciar el proceso, consejo de IAG tiene que comunicar al accionista que por no ser europeo debe vender sus acciones e informar a los reguladores del mercado y a las autoridades de Aviación Civil. Salvo que el accionista muestre que esos títulos son europeos, IAG puede seguir adelante y, si no se enajenan con su supervisión, comprarlos.

Por el momento, IAG trabaja ya en un plan de "españolidad" para proteger a Iberia y Vueling, como confirmó el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. Aunque la necesidad de un cambio en su estructura de capital "es necesario" para cumplir con la normativa de propiedad y control que marca la UE, subrayó la autoridad.

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