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El consejero delegado de IAG, Willie Walsh, y el presidente de IAG, Antonio VázEUROPA PRESS

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IAG le ha visto las orejas al lobo. El holding de aerolíneas está poniendo ‘la casa en orden’ para seguir operando con normalidad aunque el Brexit se cierre sin acuerdo. Están en juego los derechos de vuelo de tres de sus aerolíneas: Iberia, Vueling y Aer Lingus.

Hasta el momento la compañía se ha mostrado tranquila y ha dado por hecho que el próximo 30 de marzo cumplirá con la normativa europea que exige que la propiedad y control esté en manos europeas. La manera en que lo va a hacer es un misterio pero ahora, al menos, se sabe que ya están trabajando en la reestructuración de capital de Iberia y Vueling.

Lo confirmó el Gobierno esta semana. Tras su comparecencia en el Congreso para hablar del impacto de un Brexit duro, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, aseguraba que el grupo que dirige Willie Walsh ya le había enviado una “propuesta de españolidad”. Esos cambios estructurales, puntualizó Ábalos durante su comparecencia, serían “necesarios” para cumplir con la normativa europea y no perder las licencias de explotación.

¿Y si los cambios no llegan a tiempo para el 29 de marzo? IAG tiene dos opciones: o activa su blindaje ante los accionistas no europeos, o confía en que la Comisión Europea saque adelante las medidas prometidas para proteger la conectividad entre Reino Unido y la UE al menos hasta 2020.

En el primer caso, IAG recurriría a su estatuto social. Al igual que otras europeas, su consejo tiene la posibilidad de suspender los derechos políticos y hasta de forzar la salida de los accionistas no europeos que pongan en peligro su operación. Para esto, la compañía puede exigir la venta de los títulos y, si no ve satisfecha su petición, comprarlos ella misma “para su ulterior amortización”. Esta opción no saldría barata, concuerdan fuentes del mercado consultadas. Sin embargo, el holding acaba de descartar hacerse con Norwegian y prevé vender su actual participación, algo que le reembolsaría unos 40 millones extra. Además, los analistas ya avanzan que IAG dispondría de efectivo para ampliar el programa de recompra de acciones en unos 100 millones. Ante la incertidumbre actual, queda por ver si la compañía utiliza ese dinero para salvar el escollo del Brexit.

CAMBIOS QUE LLEGAN TARDE

“Tenemos la sensación de que veía que la situación era tan complicada que, siendo una empresa tan grande, no iban a permitir que pasara nada”, afirman fuentes cercanas a una de las aerolíneas de IAG. El grupo ha tenido tiempo de sobra para planificar este escenario de contingencia y, sin embargo, a dos meses del Brexit está en el foco de atención porque la continuidad de su operación está en entredicho.

En este tiempo, rivales como Ryanair o easyJet han allanado el terreno para que la ruptura de Reino Unido con la UE no perturbara su operación. La irlandesa lleva tiempo hablando claro sobre el Brexit. Michael O’Leary, su consejero delegado, no pierde oportunidad de recordar el impacto que tiene el Brexit para el sector aéreo y en insistir en la necesidad de romper relaciones con un acuerdo que evite problemas en los vuelos. Además de obtener la licencia de operador aéreo en Reino Unido para mantener activas sus rutas internas y las conexiones desde allí a la UE, Ryanair expone claramente en su web que la mitad de su accionariado tiene que estar en manos europeas y que el consejo también tiene poder tanto para forzar la salida de accionistas como para suspender sus derechos de voto.

Easyjet fue también previsora. La británica creó una nueva sociedad en Austria en el verano de 2017 para poder operar tras el Brexit. Con este cambio de estructura, la compañía se convierte en un grupo paneuropeo con tres operadoras basadas en Austria, Suiza y Reino Unido, garantizando así los derechos de vuelo necesarios para toda su operación en Europa.

Además, al igual que Ryanair, optó blindarse de sus accionistas no europeos y hace un año se propuso equilibrar la base de inversores para no incumplir el requisito de control y propiedad que marca la UE. La compañía ha presentado recientemente sus resultados para el primer trimestre fiscal (octubre-diciembre) y ha subrayado que “está bien preparada para el Brexit”. Según la compañía, ya cuentan con 130 aviones registrados en Austria y están terminando de transferir las licencias de la tripulación. “La UE y Reino Unido se han comprometido a garantizar la conectividad aunque no haya acuerdo.

Para cumplir con la normativa europea "tenemos varias opciones, incluida la aplicación de las disposiciones de nuestros estatutos que permitirían suspender los derechos de asistencia y voto a los accionistas no europeos y forzar la venta de acciones, además de otras medidas”, explica la compañía que, al cierre de diciembre, ya contaba con alrededor de un 49% de capital en manos europeas excluyendo a los accionistas británicos.

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