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El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario DraghiEUROPA PRESS

Los bancos españoles cierran un año complicado e inician un 2019 con novedades. El ejercicio arranca con un cambio en la estructura de poder de las dos principales entidades del país, que deberán, junto con el resto, afrontar un año cargado de presión judicial, regulatoria y de rentabilidad, con sus esperanzas depositadas en un cambio de actitud del Banco Central Europeo (BCE) en cuanto a los tipos de interés.

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Onur Genç y Andrea Orcel serán los nuevos consejeros delegados de BBVA y Santander, respectivamente, desde este año, aunque no comenzarán sus labores a la vez. El primero ya está incorporado a su cargo tras la salida de Francisco González, que abandona el banco tras dos décadas como presidente, y el cambio de posición de Carlos Torres, que es el nuevo presidente ejecutivo.

El nombramiento de Genç, interpretado como una defensa de la entidad a su apuesta en Turquía tras la crisis de la divisa sufrida el pasado verano, ya ha recibido el visto bueno del BCE, por lo que todo está atado para que ejerza de número dos de Torres. Será un segundo espada con más poder del que disponía Torres cuando era consejero delegado, una condición impuesta por el BCE y que BBVA aprobó en su último consejo de administración. González, por su parte, se mantendrá como presidente de honor y de la Fundación BBVA.

El italiano, sin embargo, tendrá que esperar para ser el número dos de Ana Botín. Santander y UBS, antigua casa de Orcel, no se ponen de acuerdo en quién debe asumir el pago del bonus de 20 millones de euros al que el nuevo consejero delegado del banco español tiene derecho. Esta circunstancia retrasará su entrada previsiblemente hasta abril, dando tiempo a José Antonio Álvarez, actual consejero delegado y futuro vicepresidente de Santander, a presentar las cuentas del ejercicio 2018.

Los nuevos gestores de los dos bancos más importantes del país no serán la única novedad del año. 2019 podría alumbrar la primera subida de los tipos de interés que acomete el BCE en ocho años. El momento se ha ido retrasando durante meses y por el momento los analistas creen que no tendrá lugar antes del último trimestre del año.

Un cambio de política monetaria en la zona euro daría aire a la banca española, que fía al endurecimiento de la misma la mejora de su rentabilidad, que no consigue por el momento alcanzar el coste de capital. Esta circunstancia, además, podría animar a los bancos en bolsa, después de que hayan cerrado uno de sus peores años, con una caída media del 24% en sus cotizaciones.

Otro de los retos para la banca española será continuar mejorando en 2019 sus ratios de capital, como le insisten desde el BCE y el Banco de España, especialmente tras los resultados de los últimos test de estrés realizados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA).

El supervisor nacional, por cierto, tendrá este ejercicio más competencias que el pasado para intentar frenar riesgos sistémicos, una tarea en la que le acompañará la nueva autoridad macroprudencial, que verá la luz en 2019.

PRESIÓN JUDICIAL

No obstante, 2019 será también un año de fuerte presión judicial para las entidades. En primer lugar, este mismo mes de enero se retomarán las sesiones del juicio oral del caso Bankia, en el que por el momento solamente se han expuesto las cuestiones previas.

Tras seis años de instrucción, Rodrigo Rato, ya en prisión por las tarjetas black y otra treintena de exdirectivos de Bankia, BFA y Deloitte se sentarán en el banquillo para dar cuenta de su actuación antes, durante y después de la salida a bolsa de la entidad, en julio de 2011.

Mientras tanto, en la vía penal la instrucción del caso Popular continuará su curso. En este caso será clave el informe que los peritos designados por el Banco de España remitirán al juzgado, en el que deberán aportar sus conclusiones en relación con la ampliación de capital de 2.500 millones de euros lanzada por Popular en mayo de 2016 y sobre sus cuentas de ese ejercicio y los posteriores, así como de la gestión de los expresidentes del banco Ángel Ron y Emilio Saracho. En la vía civil, los procesos judiciales iniciados por pequeños accionistas se desarrollarán paralelamente.

También este año se prevé que la Justicia europea se pronuncie en relación con el Índice de Referencia de Préstamos Hipotecarios (IRPH) después de que el Tribunal Supremo respaldara en diciembre de 2017 que referenciar una hipoteca a este índice no implicaba falta de transparencia ni abusividad, al tiempo que concluía que estos préstamos no eran necesariamente más costosos que los vinculados al Euríbor.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) debe ahora pronunciarse sobre una cuestión prejudicial planteada por un juzgado de Barcelona y es posible que lo haga en contra del criterio del Supremo, pues así lo hizo ya la Comisión Europea en un informe remitido al alto tribunal comunitario. Por el momento, Goldman Sachs ha cifrado el varapalo que esta decisión podría suponer para la banca en entre 7.000 y 44.000 millones de euros.

A estos retos se sumarán las circunstancias individuales de cada banco. La incertidumbre de las economías emergentes y del futuro de Reino Unido tendrán en alerta a bancos como BBVA, Santander o Sabadell, que deberá seguir lidiando con el impacto de los problemas de TSB. Bankia continuará intentando maximizar el retorno al Estado de las ayudas públicas recibidas mientras CaixaBank estrenará un plan estratégico que le obligará a ajustar su red de oficinas. Bankinter, por su parte, se centrará en la integración de EVO.

La banca mediana vivirá cambios este año si finalmente se materializa la fusión entre Unicaja y Liberbank, que oficialmente están negociando y para la que ya han tomado algunas decisiones. Ibercaja, por su parte, prepara el salto al parqué en un año que sucederá a un ejercicio muy complicado para la banca en bolsa.

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