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El presidente de Bankia, Ignacio GoirigolzarriBANKIA - Archivo
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José Ignacio Goirigolzarri conoce de cerca las consecuencias de comercializar a minoristas productos que permiten absorber pérdidas, es decir, instrumentos que se pueden amortizar para capitalizar una entidad cuando entra en crisis. Por eso, el presidente de Bankia cree que debería limitarse la venta de estos productos, llamados bailinables, a clientes particulares. Su experiencia con las preferentes de Caja Madrid le avala.

En el décimo aniversario del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), el primer ejecutivo de Bankia reconoció que el "descuento" aplicado a las preferentes de las cajas fue un elemento "desestabilizador" para la recién nacida entidad. Goirigolzarri se refiere así a la quita que se aplicó, tras negociar con Bruselas, a la deuda subordinada y preferente de las cajas que se integraron en Bankia meses después de que se precipitara la crisis del banco que derivó en la salida del presidente de la entidad, Rodrigo Rato, y la entrada del equipo liderado por Goirigolzarri. Los descuentos fueron superiores al 25% del valor nominal.

El canje forzoso de las preferentes llevó a miles de afectados a abrir una batalla en los tribunales que terminó con condenas al banco a devolver la inversión. Bankia también reingresó su dinero a otros afectados a través de un arbitraje diseñado por el Gobierno como solución extrajudicial.

"Creó tremenda litigiosidad", reconocía Goirigolzarri el viernes en la jornada de celebración del FROB, donde también señaló que esta experiencia fue negativa "desde el punto de vista de la imagen". Requirió, además, "mucho tiempo de gestión de nuestra gente en las oficinas, que estuvo dedicada a la solución de este problema", indicó. "Y tuvimos que devolver todo lo que teóricamente habían aportado los privados a Bankia", recordó.

Por ello, aprendiendo de los errores del pasado, el banquero aboga por que se limite la comercialización de esta clase de instrumentos a los clientes minoristas, una práctica que se está retomando últimamente por parte de algunas entidades y que convierte a los particulares en responsables de salvar con su inversión a la entidad si esta entra en crisis.

Las participaciones preferentes y la deuda subordinada fueron, precisamente, el principal instrumento de las cajas de ahorros para recapitalizarse al principio de la crisis, ya que no podían emitir acciones por su estructura societaria. Los inversores institucionales no se las compraban salvo que pagaran un alto interés debido a su elevado riesgo, lo que llevó a las entidades, como alternativa y tras la presión del Banco de España, a comenzar a venderlas a clientes minoristas.

Ahora esta práctica sigue permitida. La venta de instrumentos bailinables a minoristas es posible siempre que se cumplan una serie de requisitos, como evaluar la conveniencia o la idoneidad del producto para el cliente o advertirle del carácter de absorción de pérdidas del instrumento y, en el caso concreto de los CoCos (bonos contingentemente convertibles en acciones), las preferentes y la mayoría de la deuda subordinada, además hay que decirle al cliente que son no adecuados para minoristas dada su complejidad.

Además, en este último caso, las emisiones deben contar con un tramo dirigido en exclusiva a, al menos, cincuenta inversores profesionales, que deben adquirir, como mínimo, el 50% de la emisión. En el caso de los CoCos y las preferentes de entidades no cotizadas, la inversión mínima debe ser de 100.000 euros y en el resto de 25.000 euros.

CASO ARCHIVADO

El tema de las preferentes de Bankia, en todo caso, está prácticamente liquidado. La Audiencia Nacional confirmó recientemente el archivo de la causa sobre las preferentes de Caja Madrid y Bancaja que dictó en la primavera de 2018 el juez Fernando Andreu en tres autos en los que desestimó los recursos impulsados contra aquella decisión por la Confederación Intersindical de Crédito (CIC).

En el caso de las preferentes de Caja Madrid, la Sala consideró que la petición de reabrir las pesquisas no podíaatenderse "porque no se han encontrado indicios de que cuando se hizo la emisión" objeto de la investigación la entidad "contara con deterioros contables que sus directivos ocultaron a sabiendas y con conocimiento de que con ello iban a despojar de su inversión a las personas que las suscribían".

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