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Imagen de un edificio en construcción EUROPA PRESS - Archivo

Los bancos españoles aseguran que están vendiendo sus activos tóxicos heredados de la crisis, pero en realidad los están colocando en vehículos en los que participan las propias entidades. Así los desconsolidan (los sacan de balance), lo que permite liberar capital y reducir pérdidas, pero no eliminan el riesgo. Con esta fórmula han reducido los niveles de adjudicados y de dudosos muy por debajo de los máximos históricos, aunque los supervisores les piden más esfuerzo, como reconoció este martes Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España.

A finales del año pasado, el Banco Central Europeo (BCE) ya insistía a los bancos en que debían desprenderse de los restos del naufragio de la crisis financiera: los activos inmobiliarios improductivos. Dicho y hecho. Los bancos españoles se han desecho en el último año de más de 60.000 millones de euros en ladrillo.

Ahora bien, la fórmula más extendida entre los grandes bancos españoles para sacar estos activos del balance es su traspaso a un vehículo cuya propiedad mayoritaria queda en manos del comprador (un fondo, en la mayoría de los casos), lo que permite desconsoliarlo... pero del que las entidades mantienen una participación que en algunos casos llega hasta el 49%.

Así, consiguen eliminar de sus cuentas estos activos, que dejan de generarles pérdidas. Una vez fuera de su balance, además, estos activos no les consumen capital, algo muy apreciado por los bancos por las exigencias regulatorias, y permiten reducir la tasa de morosidad. No obstante, esto no significa que se libren del riesgo de los mismos.

“Los bancos no desgajan su riesgo porque siguen manteniendo casi la mitad de los vehículos a los que traspasan los activos”, explica a Bolsamanía un experto en el sector. Para conseguir librarse del riesgo, según apunta, las entidades deberían haber provisionado correctamente los activos de los que posteriormente se deshacen, es decir, a precio de mercado, algo que no hacen porque penalizaría sus cuentas. “Sufrirían los resultados… y los sillones”, añade la misma fuente.

Además, si los bancos provisionaran correctamente los activos, no necesitarían crear un vehículo con el fondo que se ofrece a ayudarles a deshacerse de ese ladrillo tóxico: podrían vender los inmuebles a precio de mercado. Pero no lo hacen para no tener que dotar las provisiones necesarias y asumir la pérdida correspondiente.

SE QUITAN MÁS DE 60.000 MILLONES DE ENCIMA

Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell han llevado a cabo durante los últimos meses un proceso de saneamiento de sus balances al deshacerse de activos valorados en más de 60.000 millones de euros. Este dato tiene en cuenta las cifras que publican los bancos sobre la valoración de los activos, pero no es la real, porque puede haber cambiado desde el momento en el que entraron a formar parte de sus balances.

Es el caso de Santander. La entidad vendió en agosto del año pasado activos heredados de Popular con un valor contable bruto de 30.000 millones de euros, que en el momento del anuncio de la operación había reducido hasta 10.000 millones mediante provisiones. Los traspasó a una sociedad creada con Blackstone de la que Santander controlará el 49% y el fondo, el 51% restante.

Poco después, BBVA recogió el testigo. Vendió una cartera valorada en 5.000 millones de euros a un vehículo creado con Cerberus. El comprador se quedó con el 80% de la joint venture, mientras que el banco tiene el 20% restante de su capital.

CaixaBank hizo lo propio con Lone Star, con el que llegó a un acuerdo para crear otra sociedad de la que ostentaría también el 20%. El fondo se queda con el control al tener el 80% de la newco, que agruparía activos valorados en 7.000 millones de euros.

Sabadell, por su parte, ha puesto a la venta varias carteras y ha cerrado operaciones de salida de activos valorados en más de 11.000 millones de euros mediante acuerdos con Cerberus, Axactor, Deutsche Bank y Carval Investors.

La última gran operación anunciada corresponde también a Santander, que creará con Cerberus una joint venture que comprará al banco una cartera compuesta por viviendas, garajes y trasteros por 1.535 millones de euros. El importe pagado representa el 55% del valor bruto de estos activos, que ascendería a casi 2.800 millones de euros.

LOS SUPERVISORES PIDEN MÁS

Los activos adjudicados se situaban en 60.000 millones de euros al cierre de junio de este año tras reducirse un 40% respecto a los niveles máximos marcados en 2012. La ratio de dudosos, por su parte, se encuentra ahora en el 6,4%, lejos del 13,9% registrado a principios de 2014. Así lo explicó el martes la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, en su primera intervención pública. Junto con el director general del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), dependiente del Banco Central Europeo (BCE), Ramón Quintana, la número dos del supervisor bancario pidió a las entidades españolas a continuar el esfuerzo.

“Las cifras siguen siendo elevadas en términos históricos y sigue siendo necesaria una gestión dinámica de este tipo de activos por parte de las entidades, que han de marcar objetivos ambiciosos, a la vez que ser creíbles”, apuntó Delgado. Quintana, por su parte, lanzó un aviso: “Algunas entidades deben continuar haciendo esfuerzos relevantes para mejorar la calidad de sus activos”.

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