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Sucursal bancaria, banco, Banco Santander, oficina bancariaEUROPA PRESS

A pesar de la fuerte reestructuración acometida por el sector bancario tras la crisis financiera, que se ha llevado por delante miles de empleos, las entidades preparan importantes ajustes de plantilla para este ejercicio. La integración de Popular en Santander, el plan estratégico de CaixaBank y la previsible fusión entre Unicaja y Liberbank se llevarán por delante más de 8.000 empleos, si bien se espera que la negociación colectiva consiga rebajar la cifra.

CaixaBank, de hecho, confirmaba esta misma semana a los sindicatos su intención de poner en marcha un despido colectivo que los representantes de los trabajadores temen que afecte a entre 2.000 y 2.500 empleados, que equivale a más del 8% de la plantilla. La entidad los ha convocado a una primera reunión la próxima semana con el objetivo de alcanzar un acuerdo sobre un despido colectivo que será consecuencia del cierre de 800 sucursales, como contempla su plan estratégico para los próximos tres años.

Desde UGT lamentan que el banco que dirige Gonzalo Gortázar busque “acomodar” las condiciones laborales de los trabajadores “a sus propósitos", si bien espera que el procedimiento esté "suficientemente justificado". La entidad ya reconoció que su nuevo plan estratégico implicaría el cierre de más de 800 oficinas, pero solamente urbanas, ya que se quiere mantener la red rural.

No será, lamentablemente, el único despido colectivo de la banca española que verá la luz en 2019. La integración de Popular por parte de Santander ya implicó un ajuste de plantilla en sus servicios centrales. Unos mil trabajadores se vieron afectados, bien sea a través de prejubilaciones o bien de bajas incentivadas.

Sin embargo, el recorte fuerte vendrá cuando la entidad analice a cuántas sucursales debe echar el cierre por el solapamiento de las redes de Popular y Santander, algo que ocurrirá este año. De hecho, la entidad ya se ha sentado con los sindicatos para evitar lo máximo posible las salidas traumáticas.

Aunque las negociaciones darán comienzo, previsiblemente, a partir de febrero de este año, la plantilla ya ha hecho sus cálculos y teme un ajuste de 4.000 empleos, principalmente de Santander, puesto que Popular ya llevó a cabo un ERE en 2016 y quedan pocas opciones en sus filas para utilizar la vía de las prejubilaciones. Este proceso afectó al 17% de la plantilla (2.592 empleados) y se cerró semanas después de que Santander se convirtiera en propietario del banco.

UNICAJA Y LIBERBANK RECORTARÁN EN SERVICIOS CENTRALES

Otra de las entidades que acometerá un gran ajuste de plantilla será la resultante de la fusión entre Unicaja y Liberbank. Si las negociaciones que ambas mantienen llegan a buen puerto y ninguna gran entidad se mete por medio para protagonizar una operación corporativa, las sinergias previstas en la operación requerirán un ajuste de hasta 2.500 trabajadores en la plantilla del banco resultante, que se convertiría en el sexto del país por activos.

Según fuentes conocedoras de las negociaciones, la entidad prescindirá de una quinta parte de sus empleados, especialmente de aquellos que corresponden a los servicios centrales, pues es donde se localizan las duplicidades. Entre las redes comerciales de ambas apenas hay solapamiento, pues Unicaja está presente en Andalucía y Castilla y León, mientras que Liberbank se concentra en Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura.

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