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Los círculos económicos no han cambiado sus preferencias sobre qué apoyos debe tener un hipotético Gobierno de Pedro Sánchez tras las elecciones del 10N. Mantienen la apuesta que defendieron tras las elecciones del 28 de abril: una reedición del 'pacto del Abrazo' de 2016 entre PSOE-Ciudadanos, que, a su juicio, es la opción más favorable a la economía, la creación de empleo y para la inversión internacional. No desdeñan un apoyo del PP, pero siguen prefiriendo al partido naranja.

Esta preferencia se mantiene pese a que las encuestas pintan bastos para los de Albert Rivera. Algunos sondeos arrojan unos resultados en los que perderían hasta la mitad de los escaños en el Congreso. En gran parte, según fuentes consultadas, por su cerrazón y su negativa a entenderse con los socialistas. "El 60% de votantes de Ciudadanos era partidario de un pacto con el PSOE antes que unos nuevos comicios", señala Ernesto Pascual, profesor de Estudios de Ciencia Política de la UOC. De ahí la desbandada, aduce.

No sólo el electorado del partido liberal, el Ibex y los círculos económicos de Madrid ejercieron su influencia para que Rivera diera su brazo a torcer antes de que Sánchez tirara la toalla con su investidura. Pero este mantuvo el pulso a sus promotores y a la militancia, dando paso a una desbandada entre sus filas que ha seguido goteando nombres de peso hasta la nueva convocatoria electoral. Con todo, a pesar del disgusto del empresariado con la directiva de la formación naranja, reconocen que un acuerdo entre socialistas y liberales es el más sólido para "devolver a España la estabilidad que necesita". Por encima de una 'gran coalición' con el PP.

Hay más razones y se ubican fuera de nuestras fronteras. Los liberales europeos, con el presidente francés, Emmanuel Macron, a la cabeza, han logrado inclinar la balanza del poder en la Unión Europea (UE) a su favor. La estela en declive de la canciller alemana, Angela Merkel, ha permitido que Francia sea reconocida como la más firme defensora de los valores europeos y su presidente se ha convertido en la voz de más peso en la UE.

Prácticamente después de las elecciones de abril, Macron cerró filas con Sánchez. En una comparecencia conjunta lanzaron un mensaje contra la ultraderecha y los populistas en Europa. Traducido a la escena política nacional, era un claro alegato contra Vox y contra Podemos. El líder socialista ha comulgado con estas directrices y ha hecho lo imposible para no 'encamarse' con la fuerza de Pablo Iglesias, a riesgos de un posible coste electoral. Sin embargo, Rivera se declaró en rebeldía y desoyó el mensaje que le llegaba de sus compañeros de bancada en Estrasburgo. Las malas lenguas señalan que tenía celos de la sintonía entre el secretario general del PSOE y el líder galo, pero lo cierto es que con su pataleta se ha salido con la suya, aunque sólo en parte.

Los mismos poderes que desde el exterior presionaban en primavera para que hubiera un Gobierno de signo socialdemócrata-liberal en Madrid mantienen su postura y han dado una segunda oportunidad al presidente del partido naranja. A la vez -y ahí es donde está el triunfo del enroque de Rivera- Pedro Sánchez se ha visto forzado a imprimir un giro a su discurso que pueda justificar que los de Rivera acaben claudicando después del 10-N.

El PSOE ha dado definitivamente la espalda a la izquierda radical, a quienes repudia, ha endurecido su postura con Catalunya y no muestra remilgos en hablar de un 155 allá donde va. En definitiva, el presidente del Gobierno en funciones ha revestido la política del PSOE con una pátina de liberalismo para que a Rivera no se le atragante la píldora que le hagan tragar desde las sedes del Ibex y el Elíseo.

A POR EL CENTRO

Los politólogos también ven una jugada redonda en los guiños de Sánchez con el votante de centro que le permitirán, según sondeos, mantener sus escaños en noviembre. Los moderados se habían quedado huérfanos después del 28A y, ahora, pelea con Pablo Casado por llevarse la mayor parte del pastel del votante descontento con Rivera.

Los populares también han sabido aprovechar la oportunidad de recuperarse del sonoro batacazo de abril en la masa electoral de centro-derecha. Esto explica que hayan abandonado los aspavientos de la anterior campaña, cuando se dejaron escorar hacia la ultraderecha por Vox, y opten "por un mensaje de tranquilidad", explican fuentes conocedoras.

"Si no salen los números para repetir el 'pacto del Abrazo', la 'gran coalición' PSOE-PP ocupa la segunda posición en las quinielas de los poderes económicos", explican fuentes empresariales de alto nivel. Incluso, un acuerdo a tres entre PSOE, PP y Ciudadanos.

En última instancia, los empresarios celebran la irrupción de Más País de Íñigo Errejón y no hacen ascos al entendimiento socialdemócrata con una izquierda que no es anatema para Europa. "Hay que tener presente que a Iglesias se le considera el Varoufakis español en Bruselas, por lo que el bloque comunitario jamás aceptará una coalición con los morados en La Moncloa", sentencian.

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