ep el presidente de ciudadanos albert rivera ofrece una rueda de prensa en la sede del partido
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.Marta Fernández Jara - Europa Press

Albert Rivera hizo ayer, por fin, lo que muchos piensan que debía haber hecho la propia noche electoral: marcar una serie de líneas rojas para apoyar un Gobierno del PSOE, el único partido en condiciones de gobernar con el Parlamento actual. Pero esa rectificación, después de meses enrocado en el "con Sánchez, no" llega demasiado tarde y es consecuencia de una 'colitis electoral' ante unas encuestas nefastas que pueden provocar una desbandada de los diputados actuales de Ciudadanos. Y lo que es peor: va a dar munición a todos sus enemigos.

Ya en la campaña electoral, Ciudadanos se enfrentó al dilema entre apoyar al PSOE o a una eventual alianza PP-Vox. Con los resultados del 28 de abril, quedó claro que la única opción era Pedro Sánchez, y ahí Rivera se inclinó de forma rotunda e incontestable por el no. "No con Sánchez, no con este PSOE", ha sido su mantra. Ni siquiera la posibilidad de impedir un Gobierno del PSOE con Podemos, PNV, Bildu y ERC le hizo moverse un ápice de esa posición.

Por eso, chirría tanto el volantazo del lunes. Máxime cuando esa misma mañana se había publicado una entrevista con Rivera en la que decía todo lo contrario. ¿A qué se debe? Como explica hoy Bolsamanía, se trata básicamente del pánico a una verdadera debacle electoral; fuentes cercanas al partido naranja aseguran que sus encuestas internas son aún peores que el CIS. Y, con ese horizonte tan negro, muchos diputados actuales que saben que van a perder el escaño abandonarán la formación en una nueva desbandada.

El problema es que se trata de un bandazo -de esos por los que tanto critica Rivera a Sánchez- y que llega demasiado tarde. Todo el mundo lo interpreta como un acto desesperado. Pero no solo eso: con este movimiento, Ciudadanos se coloca en el peor escenario posible, todo un lose-lose, de cara a las nuevas elecciones que se nos vienen encima salvo sorpresa de última hora.

SANGRÍA DE VOTOS A IZQUIERDA Y DERECHA

Por el lado socialista, insistirán en que ya cumplen las condiciones impuestas por Ciudadanos y en que Rivera no tiene motivos para no abstenerse. Lo cual también tiene tela, sobre todo en lo que respecta a que no van a subir los impuestos a la "clase media". Claro, porque la clase media no invierte, ni compra por Internet, ni pone gasoil a sus coches diésel (los coches eléctricos sí que son de clase alta).

Por el lado de la derecha, PP y Vox lo utilizarán como demostración de que Ciudadanos no es fiable y está dispuesto a apoyar a Sánchez, como ya hizo en su primera investidura fallida en 2016 (cuando le traicionó Pablo Iglesias). Ya saben, "la veleta naranja", como dice Santiago Abascal. Es decir, más pérdida de votos a derecha e izquierda.

En los próximos comicios todo apunta a que será irrelevante, si no directamente marginal. Con su error inicial y su tardía y desesperada rectificación, Rivera ha tirado por la borda un proyecto que ilusionó a millones de españoles como una alternativa moderada, centrista y no nacionalista (lo de liberal, casi que no) a un bipartidismo caduco y corroído por la corrupción, y que, no lo olvidemos, llegó a liderar las encuestas antes de la moción de censura.

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