• Las llamadas al voto útil de unos y de otros han dejado reducido a Ciudadanos al 13,5% de los votos
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Ciudadanos, o Partido de la Ciudadanía, está ubicado en el centro del espectro ideológico –los barómetros del CIS lo sitúan en torno al 5 en la escala del 0 al 10- y además ha exhibido una ubicación ideológica centrista –derecha liberal moderada por las inquietudes sociales-, muy caracterizada por la presencia del economista Luis Garicano. Ello le otorgaba la condición de bisagra, ya que por su contigüidad con el PSOE por babor y con el PP por estribor podía pactar indistintamente con uno o con otro. De hecho, sostiene actualmente dos gobiernos dispares con el de la comunidad de Madrid, donde apoya al PP, y el de la comunidad andaluza, donde reina Susana Díaz, del PSOE

Como es natural, Albert Rivera y el resto de la cúpula de Ciudadanos –en la que no hay todavía un equipo conocido y prestigiado, aunque empiezan a sonar nombres aislados- no había admitido esta condición subsidiaria, que le hubiera dejado al margen del voto útil, y marcó sus propias pautas, que eran muy exigentes: no estaba dispuesto a formar parte de una coalición si no era para encabezarla; ni a apoyar con su voto a Rajoy ni a Sánchez, si bien podría abstenerse para permitir que uno u otro alcanzaran la presidencia; y no formaría parte de un ‘pacto de perdedores’ para desbancar al Partido Popular.

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LAS CUENTAS NO HAN SALIDO

Las llamadas al voto útil de unos y de otros han dejado reducido Ciudadanos al 13,5% de los votos

Hubiera sido muy difícil que Ciudadanos no hubiese terminado apoyando al PP si tal alianza alcanzase la mayoría absoluta, pero las cuentas no han salido. Finalmente, las llamadas al voto útil de unos y de otros han dejado reducido Ciudadanos al 13,5% de los votos, con 37 escaños. La suma de PP y PSOE ha quedado a quince escaños de la mayoría absoluta, una distancia prácticamente insalvable ya que las minorías nacionalistas nunca apoyarían tal alianza.

Así las cosas, comienza a perfilarse un gobierno de izquierdas ‘a la portuguesa’: PSOE y Podemos, si logran el respaldo de algunas minorías periféricas o la abstención de Ciudadanos.

La otra fórmula posible con los resultados obtenidos sería el gobierno de Gran Coalición PP-PSOE, que resultaría extraño para el electorado –la confrontación PP-PSOE ha generado la principal dialéctica creativa durante toda la etapa democrática- y seguramente muy lesiva para este último partido, cuyos cuadros y bases no entenderían tal alianza, que sin embargo tiene apoyaturas objetivas: el pacto facilitaría el consenso necesario para la reforma constitucional y para un acuerdo que pacifique la situación catalana.

Con estos mimbres, todos los actores tienen que hacer un gran esfuerzo de responsabilidad…

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