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Theresa MayFlickr

El Gobierno de Theresa May lo tiene cada vez más complicado para sortear la larga prórroga del Brexit. El último revés que le ha dado el Parlamento británico (le ha prohibido convocar una nueva votación si no introduce cambios en el Acuerdo de Retirada tumbado la semana pasada por la Cámara de los Comunes) cierra prácticamente la puerta a la posibilidad de que la 'premier' pida a la Unión Europea retrasar la salida de Reino Unido del bloque comunitario 'solo' hasta el 30 de junio.

La primera ministra había avisado: si lograba que los diputados británicos respaldasen el acuerdo del Brexit antes del 20 de marzo, pediría a la UE en el Consejo Europeo de los días 21 y 22 una prorroga corta que ayudase a evitar que Reino Unido tuviese que presentarse a las elecciones europeas. Su idea era conseguir el tiempo suficiente para poder asentar el marco legal necesario que permitiese la entrada en vigor del Acuerdo de Retirada. Y dejó claro que si no lo conseguía solo quedaba negociar con el bloque comunitario una ampliación más larga, pese a que eso obligaría al país a participar en la cita electoral que tendrá lugar a finales del mes de mayo.

Ese es el ultimátum que lanzó la semana pasada y que planeaba sobre la posibilidad de volver a pedir a los legisladores británicos que votasen. Pero este lunes todo saltaba por los aires con la declaración del conocido como 'speaker' del Parlamento, John Bercow, que ha puesto en riesgo la estrategia del Gobierno. El portavoz de la Cámara de los Comunes, que ha logrado notoriedad gracias a sus intervenciones en los debates del Brexit, dejó bien claro que May no podrá convocar una tercera votación sobre el mismo plan del Brexit. Es decir, que se bloqueará a no ser que se introduzcan "cambios sustanciales" en el acuerdo.

Un duro golpe para la primera ministra, que estaba negociando a contrarreloj con el Partido Unionista Democrático (DUP por sus siglas en inglés) para intentar que cambiase de opinión y votase a favor del acuerdo en la tercera votación que May quería convocar, ya que eso hubiese provocado que a los 'brexiters' les resultase difícil mantener el rechazo al acuerdo. Además, la decisión de Bercow le deja con las manos atadas dado que apenas hay tiempo material para una nueva negociación con Bruselas. Downing Street ya ha reconocido que no se esperan más conversaciones con la UE de manera inminente, lo que complica la posibilidad de cambiar de algún modo el acuerdo para que sea votado de nuevo por el Parlamento en una tercera votación significativa.

La decisión del 'speaker' llegó tras la especulación que venía produciéndose sobre la posible nueva votación (varios ministros habían remarcado que se convocaría si había una "perspectiva realista de éxito"), y después de que varios diputados se quejasen de que May pretendía pedir de nuevo su opinión sobre un documento que ya había sido rechazado y que no iba a ser modificado. Hay que recordar que Westminster ha tumbado dos veces el Acuerdo de Retirada acordado por el Gobierno británico con Bruselas, en enero y en marzo.

Una normativa de la Cámara de los Comunes que data de 1604 sostiene que no se puede pedir a los diputados que voten repetidamente la misma moción, o sustancialmente la misma, en una sesión parlamentaria. A ella se refirió Bercow, que dijo que la segunda votación superó este obstáculo gracias a las garantías jurídicas adicionales sobre la salvaguarda de la frontera irlandesa acordadas con la UE. Ahora parece casi imposible poder introducir algún cambio, por lo que Bercow bloquearía una nueva votación si May quiere llevar el mismo acuerdo.

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