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Ha sido una semana de infarto en Reino Unido. El Parlamento ha vivido tres votaciones consecutivas (del plan de Theresa May, sobre si se optaba por un Brexit 'duro' y sobre la prórroga del artículo 50), y al final la conclusión es que los británicos están prácticamente igual que antes. La Cámara de los Comunes ha encargado a la primera ministra que pida una ampliación del plazo para la salida de la UE, que acaba el 29 de marzo, pero ella sigue empeñada en aprobar el Acuerdo de Retirada que alcanzó con Bruselas. Esto es lo que puede pasar en la recta final del Brexit.

Esta semana May se ha encontrado con un nuevo revés. Westminster tumbó, otra vez, el acuerdo alcanzado por la 'premier' con la UE, y eso que a última hora Bruselas había hecho nuevas concesiones sobre la salvaguarda de la frontera con Irlanda. No fue suficiente, y la primera ministra revivió sus demonios del pasado mes de enero, cuando sufrió la mayor derrota de un Gobierno en más de un siglo. Esta vez la diferencia de votos no fue tan grande, aunque puso de manifiesto que las diferencias entre los partidos siguen lejos de resolverse.

Tras la negativa, el Parlamento volvió a reunirse, esta vez para votar sobre la posibilidad de apostar directamente por una salida desordenada y sin acuerdo. Los legisladores británicos rechazaron el Brexit 'duro' aunque por la mínima, y un día después decidieron encargar a May que solicite una prórroga a la Unión Europea, al tiempo que votaban en contra de la posibilidad de convocar un segundo referéndum.

Ahora la 'premier' debe reunirse con Bruselas para pedir la prórroga, aunque ella tiene otros planes. May debe pensar eso de que 'a la tercera va la vencida' y quiere volver a convocar una votación significativa sobre su plan para el Brexit antes del 20 de marzo. Su objetivo es que la Cámara de los Comunes dé por fin su visto bueno a Acuerdo de Retirada, y de hecho amenaza con una prórroga larga, que podría hacer "interminable" el proceso (algo que la UE ya ha dicho que no va a consentir) para intentar que los euroescépticos, también conocidos como 'brexiters', cedan y voten a favor.

Según ha informado el Gobierno británico, ahora mismo está sobre la mesa una prórroga corta, hasta el 30 de junio, que será la que May solicitará al bloque comunitario en la reunión prevista para el 21 y 22 de marzo si logra que se apruebe su plan del Brexit, lo que le daría el tiempo suficiente para poder finalizar el marco legal necesario que permita la entrada en vigor de dicho acuerdo. Y si no lo consigue lo que hará será negociar con la UE una ampliación más larga, algo a lo que los Veintisiete no se cierran siempre que esté justificado, pese a que eso obligaría a Reino Unido a presentarse a las elecciones europeas que se celebrarán a finales del mes de mayo. Ese es el ultimátum de May, la última carta que la 'premier' va a jugar en un intento de resolver la situación lo antes posible y de evitar a los británicos un proceso electoral que hasta ahora ni siquiera se habían plantado: o el Parlamento apoya el acuerdo o la prórroga puede ser interminable.

¿ESTÁ LA DISPUTA POLÍTICA LLEGANDO A SU FIN?

Lo que muchos se preguntan ahora es si la disputa política que hay en Reino Unido puede llegar a su fin la semana que viene. Los expertos de Danske Bank opinan que todo dependerá de lo que haga el Partido Unionista Democrático (DUP por sus siglas en inglés), ya que si acaba cambiando de postura y decide apoyar el plan de May, a los 'brexiters' les "resultará difícil vender en sus circunscripciones el rechazo el acuerdo". Por eso, resaltan estos analistas, "la decisión del DUP afecta en realidad a muchos más votos de los representados por los 10 diputados que tiene el partido en el Parlamento".

Además, de lo que ocurra la semana que viene dependerá también la extensión de la prórroga que la 'premier' va a solicitar a la UE. Cualquier retraso del Brexit requiere el voto unánime de los Veintisiete, pero en base a lo que ocurra en la Cámara de los Comunes el bloque comunitario puede presionar más o menos para lograr atajar la incertidumbre. En los últimos días se ha hablado de que si Reino Unido no respalda el Acuerdo de Retirada, la Unión Europea podría optar por ofrecer una prórroga de un año que permita a los británicos encontrar un 'enfoque alternativo' al Brexit.

Es decir, que se daría al Parlamento el tiempo suficiente para poder buscar la mayoría necesaria que respalde un camino alternativo. Se habla de que el Gobierno programaría una serie de votaciones sobre diferentes opciones para determinar cuáles podrían obtener el apoyo de los legisladores británicos. Según los expertos de IG, una larga extensión del Brexit "probablemente dará impulso a la libra, pero sería una mala noticia para las empresas que buscan poner fin a esta constante nube de incertidumbre que ha estado presente desde 2016".

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