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La mayoría absoluta que ha cosechado Boris Johnson en las elecciones allana el camino al Brexit. En eso coinciden todos los analistas, porque es cierto que ahora el primer ministro tendrá mucho más fácil aprobar el Acuerdo de Retirada que selló con la Unión Europea. No obstante, también alertan de que no se pueden echar las campanas al vuelo porque, si se confirma la salida de Reino Unido el 31 de enero, en realidad eso solo será el final del principio del Brexit.

Después empezará el periodo para negociar la relación futura de los británicos con el club comunitario, para el que hay nuevos plazos que, si no se cumplen, pueden provocar que vuelvan a sonar con fuerza los tambores del Brexit duro. Por tanto, los 364 escaños que el Partido Conservador ha logrado en la Cámara de los Comunes (del total de 650) solo auguran un inicio tranquilo de esta última fase para "consumar" la retirada.

Y es que los obstáculos no han desaparecido, ni mucho menos. Esto es a lo que se enfrentan Johnson y el Brexit a partir de ahora:

1. PLAZOS Y... ¿NUEVA PRÓRROGA?

Tras las elecciones, ha quedado claro que el líder conservador podrá aprobar su Brexit, aunque después deberá retomar las negociaciones con Bruselas para la relación futura. Y apenas hay tiempo para hacerlo. Según los plazos fijados inicialmente, a finales de 2020 debería estar todo cerrado, aunque el retraso en la aprobación del Acuerdo de Retirada ha dado al traste con el calendario previsto. Sin embargo, ya en su programa, los 'tories' aseguraban que el plazo no se ampliaría.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha alertado de que la falta de tiempo será un gran desafío. "Será muy complicado. Se trata de una serie de relaciones, en el comercio, la pesca y la cooperación en materia de seguridad y política exterior" que hay que fijar en apenas unos meses, ha señalado. E igual de escéptica se ha mostrado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que cree que el plazo que quedará para negociar la relación futura de ambas partes es "muy ambicioso".

"Johnson puede seguir adelante con Brexit, pero se enfrenta al difícil plazo de finales de 2020 para negociar un acuerdo comercial con la UE. Esperamos una prórroga", dicen desde BlackRock, a pesar de que el primer ministro ha dicho que no la habrá. De solicitarla, tendría que ser antes del 1 de julio. El banco de inversión estadounidense cree que estamos ante un plazo "muy ajustado" y que eso es "un riesgo" porque negociar un acuerdo comercial "será difícil y podría llevar muchos meses". Por eso creen que si llegado el momento es necesario más tiempo, Johnson "encontrará la manera de ampliar el plazo", al menos para la ratificación del pacto para abandonar el mercado único y la unión aduanera, aunque ahora se niegue a plantear siquiera esa posibilidad.

Otros analistas, sin embargo, apuntan que Johnson tiene ahora más margen de maniobra que antes, gracias a la mayoría absoluta en el Parlamento. "Una gran mayoría le facilita hacer que los Comunes acepten ya sea una extensión del período de transición o acceder a algún tipo de toma de decisiones para facilitar un acuerdo comercial semidecente", opinan los expertos de Pantheon Macroeconomics. De hecho, creen que los 'tories' euroescépticos de línea dura no podrán detener al 'premier'.

El período de transición finalizará el 31 de diciembre de 2020, por lo que Johnson tiene ante sí solo 11 meses para negociar la futura relación, desde los bienes, los servicios y los mercados financieros hasta el intercambio de datos. "Una forma de avanzar sería con un acuerdo de libre comercio flexible y sencillo, pero eso no cubrirá los servicios, lo que es vital para Reino Unido", señala Danske Bank.

Si ambas partes no pueden llegar a un acuerdo sobre la relación futura y la transición no se prorroga, sigue existiendo el riesgo de que Brexit se produzca una vez acabe 2020 sin acuerdo económico, de forma que Reino Unido y la UE tendrían que negociar su relación con arreglo a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

2. ESCOCIA, FUENTE DE TENSIÓN POR LA INDEPENDENCIA

Además, Johnson deberá enfrentar otro problema. Escocia puede convertirse en otro dolor de cabeza después de que el Partido Nacional Escocés haya logrado en las elecciones 48 de los 59 escaños destinados a esta región en el Parlamento, algo que ha aprovechado para volver a pedir la celebración de un referéndum de independencia. BlackRock alerta de que el resultado en Escocia "será una fuente de tensión y de presión para que se celebre un referéndum sobre la independencia, pero no esperamos que este Gobierno conceda uno".

Idea que comparten los analistas de Danske, que creen que aunque el SNP ha obtenido casi todos los escaños disponibles, "es muy poco probable que se celebre un referéndum sobre la independencia con esta importante victoria de los conservadores". WisdomTree, por su parte, espera que "a su debido tiempo resurja la incertidumbre" dados los avances "significativos" del Partido Nacional Escocés, que insistirá todo lo que pueda en celebrar un referéndum de independencia lo antes posible.

3. IRLANDA DEL NORTE PUEDE TRAER OTRO CONFLICTO

Los analistas de IG creen que "el fantasma de un referéndum a la escocesa en Belfast podría irrumpir con fuerza en el debate político británico", dados los resultados electorales en Irlanda del Norte. El Partido Unionista Democrático, socios de Gobierno de los conservadores en la última legislatura, han visto cómo su apoyo al Brexit les ha hecho perder dos escaños (han pasado de 10 a 8) y prácticamente igualan al Sinn Fein (repiten con 7 escaños), partidarios de la unificación con la República de Irlanda.

Dada la igualada situación entre protestantes y católicos, este escenario no se puede descartar, dicen los expertos de esta firma, que recuerdan que el tema de la frontera irlandesa ha sido "uno de los aspectos más espinosos" en las negociaciones entre Londres y Bruselas y que el Acuerdo de Retirada negociado por Johnson "no deja claro el nuevo estatus que tendrá la región".

Julius Baer también se refiere a esta cuestión, y señala que "sigue existiendo el riesgo de que el 'backstop' de Irlanda se convierta en la relación comercial final, una 'cuasi Organización Mundial del Comercio Brexit' para Reino Unido continental". Cabe recordar que el acuerdo de Johnson proponía que Irlanda del Norte se mantuviese en la unión aduanera y el mercado único de mercancías, mientras que el resto de Reino Unido se convertiría en una zona de libre comercio.

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