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Shanghái.Sharecast / Krzysztof Kotkowicz via Unsplash

El pasado 7 de diciembre, China sorprendió a propios y extraños al dar un giro de 180 grados a su estricta política de ‘Covid cero’. Más de un mes después, el gigante asiático ha vivido una explosión de casos que ha puesto bajo cuestión su decisión, inicialmente recibida por euforia tanto dentro de sus fronteras como por los mercados internacionales. La desescalada lleva aparejados muchos riesgos políticos y económicos que, según los analistas de Rabobank, lastrarán la economía del país milenario hasta el segundo trimestre de 2023.

En cualquier caso, lo cierto es que Pekín entiende que no puede permitirse seguir con la economía en primera marcha. Este pasado martes, China informó que su producto interior bruto (PIB) creció a un ritmo del 3% el año pasado, muy por debajo del objetivo marcado por el Gobierno de Xi Jinping del 5,5%. El dato es el menor desde finales de la década de 1970, exceptuando 2020, cuando el PIB avanzó a un ritmo del 2,2% debido a la pandemia de coronavirus, aunque entonces el consenso esperaba un crecimiento mucho menor al actual (2,7%). En el cuarto trimestre, se mantuvo estable frente a la caída esperada del 0,8%.

“Hay riesgos políticos que pueden socavar la autoridad del Partido Comunista, ya que se podría ver como un reconocimiento de que la anterior política de ‘Covid cero’ no era óptima. Además, los ciudadanos se preguntarán si la política, que duró casi tres años, hizo más mal que bien”, señalan los expertos de RaboBank. La firma neerlandesa también señala que la reapertura tras las fuertes protestas podría crear un precedente que fomentaría las protestas contra Pekín “sabiendo que este podría ceder a sus demandas”, al tiempo que en el plano sanitario preocupa la saturación del sistema sanitario chino e incluso la posible aparición de nuevas y “preocupantes” variantes.

En este sentido, estos analistas subrayan que “la ausencia de datos oficiales y fiables” han creado una “espesa cortina de humo” que enmascara la situación real de China tras su brusco giro de 180 grados. “Podrían socavar la versión de Pekín de que la reapertura se produjo en el momento oportuno y que se hicieron los preparativos suficientes para hacer frente a un fuerte aumento de nuevos casos”, indican.

Cabe señalar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha acusado a China de subestimar gravemente la magnitud de los últimos brotes, ya que las autoridades locales calculan que “únicamente” se ha contagiado una quinta parte de la población. Asimismo, la llegada de las vacaciones del Año Nuevo chino (22 de enero) amenazan con acelerar la propagación del virus a las zonas rurales, donde los niveles de vacunación están por debajo de la ya reducida media nacional.

“Esperamos que el consumo de los consumidores contribuya negativamente al crecimiento económico en el último trimestre del año pasado y en el primero de este año. Dado que millones de personas contrajeron el virus y desarrollaron síntomas, es obvio que tanto el lado de la oferta como el de la demanda se han visto significativamente afectados: los enfermos no trabajan ni hacen compras importantes”, señalan desde RaboBank, al tiempo que señalan que el consumo privado representa el 38% del PIB chino. Con todo, la firma espera una fuerte recuperación en el segundo trimestre de este año que“desaparecerá gradualmente durante los dos últimos trimestres del año”.

Asimismo, mientras el virus siga inmovilizando parcialmente al país, el volumen de inversiones en el mercado inmobiliario, responsable de una cuarta parte del crecimiento del PIB chino, seguirán quedándose atrás. “Esto no presagia nada bueno para el primer trimestre, dado que la formación bruta de capital fijo tiene una participación de alrededor del 43% en el PIB”, explican desde la firma neerlandesa.

Paralelamente, la crisis energética, la alta inflación y las agresivas subidas de los tipos de interés en Occidente harán disminuir la demanda de productos chinos. “Es probable que en el segundo trimestre aumente la demanda de bienes de consumo, especialmente si el invierno sigue siendo suave en Europa. En conjunto, creemos que la contribución del comercio al PIB en el segundo trimestre será relativamente neutra”, indican los expertos de RaboBank.

Así, este equipo de expertos estima un recorte del PIB en el primer trimestre de 2023, que no repuntará hasta junio, cuando las exportaciones netas vuelvan a contribuir al crecimiento del PIB. Evidentemente, añaden, todo está condicionado a cómo evolucionará la pandemia en el gigante asiático, para el que calculan un crecimiento del 4,2% en 2023.

Por su parte, calculan que la crisis inmobiliaria tocara fondo durante el segundo semestre y será entonces cuando se produzca una recuperación “lenta pero gradual” del sector. “Se espera que el consumo privado repunte con fuerza durante el segundo trimestre de este año y que la demanda de servicios supere a la de bienes”, añaden.

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